En menos de cinco meses votaremos la renovación del Parlamento Europeo. Esta es una prueba importante para los dos principales partidos que están en el gobierno pero también para los de la oposición. Los primeros, el Partido Demócrata y el nuevo partido de Angelino Alfano, Nuovo Centro Destra, se declaran europeístas, aunque nunca pierden oportunidad de repetir que "esta Europa hay que cambiarla". Estos últimos, sin embargo, Movimiento Cinco Estrellas, Lega, Sel y Forza Italia, se preparan para realizar una campaña electoral con tintes nacionalistas.
En un punto, sin embargo, parece haber una convergencia sustancial de puntos de vista: el Pacto Fiscal, firmado en 2012 por el gobierno de Monti, debe ser revisado, si no abolido como propuso Beppe Grillo. Las nuevas reglas son vistas como un obstáculo para el crecimiento económico. Empezando por el de la deuda (artículo 4) que compromete a los 25 países firmantes (Reino Unido y República Checa no se han adherido) a reducir su deuda en una vigésima parte de la parte que supere el umbral del 60 por ciento del PIB. Esto significaría un recorte de 45-50 mil millones al año para Italia, por un total de alrededor de 900 mil millones de euros durante los próximos veinte años.
Si estas son las cifras, uno pensaría que quien firmó el Pacto Fiscal estaba enloquecido. En realidad, este no es el caso. Y, de hecho, una lectura atenta del Tratado muestra que el recorte de deuda solicitado a Italia no asciende a 50 7 millones al año, sino a un máximo de XNUMX XNUMX millones, a realizar de forma puntual. Veamos por qué.
Para evaluar el cumplimiento de la ley, no sólo se debe considerar la reducción de una vigésima –en promedio durante los tres años anteriores– de la deuda real (el llamado criterio retrospectivo). También se puede tener en cuenta el ciclo económico (criterio de ciclo) y/o la evolución esperada de la deuda en los dos años siguientes a la aplicación de la regla (criterio de prospectiva). En esencia, la regla de la deuda requiere el cumplimiento de al menos uno de los tres criterios anteriores.
Aclarado este punto, pasemos al caso italiano. En base a las previsiones contenidas en la Nota de Actualización del Documento Económico Financiero -publicada por el Ministerio de Economía y Hacienda el pasado mes de octubre- se respeta plenamente tanto el criterio de ciclo como el de prospectiva. Quien esté en el gobierno -o lo estuvo en el mes de octubre-, por tanto, no tiene por qué preocuparse.
Por otro lado, incluso aquellos que no creen en el panorama macroeconómico preparado por los técnicos del Tesoro no deben preocuparse demasiado. Utilizando las previsiones de la Comisión Europea publicadas el pasado otoño (deuda en 2015 igual al 133,1% del PIB y superávit primario estructural igual al 4,6%), el cumplimiento de la regla de la deuda basada en el criterio del ciclo económico requiere un recorte inicial de algo menos de medio punto del PIB, unos 7 millones de euros. Una cifra muy inferior a los 50 millones resultantes de la aplicación del criterio retrospectivo.
La nueva regla tributaria es, por tanto, mucho menos estricta de lo que suele presentarse en el debate político. No solo porque -como hemos visto- se valora en base a tres configuraciones de deuda diferentes. Pero también porque, en caso de infracción, el grado de severidad de los procedimientos sancionadores es inferior al previsto por la regla de equilibrio presupuestario, que exige que el déficit público (neto del ciclo) no supere el 0,5% del PIB De hecho, el Tratado establece que, al decidir sobre la existencia de un endeudamiento excesivo, la Comisión y el Consejo tendrán en cuenta ciertos "factores significativos", incluidos el crecimiento potencial, la productividad total de los factores, las tendencias económicas, pero también el nivel del saldo primario, la evolución de los gastos por cuenta corriente y de capital y las contribuciones financieras en apoyo de la solidaridad internacional y la consecución de los objetivos políticos de la Unión. Además, una minoría calificada de votos dentro del Consejo siempre puede bloquear una propuesta de la Comisión para sancionar a un país por un alivio de la deuda insuficiente; en cambio, en caso de exceso de déficit, se requiere una mayoría cualificada (principio de mayoría inversa, artículo 7). Básicamente, en el contexto actual, la restricción más importante que impone el Pacto Fiscal es la del equilibrio presupuestario, que, además, Italia ya casi ha alcanzado en 2014 (0,7 por ciento, según estimaciones de la Comisión Europea).
En definitiva, se está creando un alarmismo injustificado sobre la magnitud del recorte de la deuda pública, quizás instrumental para quienes realmente no quieren reducir el gasto público, ni siquiera en esos 7 millones de euros. Entre otras cosas, quienes quieren la abolición del Pacto Fiscal también se han expresado a menudo a favor de la mutualización de la deuda pública en Europa (léase eurobonos). Es difícil encontrar consistencia entre estas dos solicitudes.