Uno de los aspectos más singulares del "drole de crise" que se prolonga desde hace 12 días es que tres exponentes políticos hablan de forma cada vez más perentoria sobre la suerte del Parlamento que -aunque investido de distintas e importantes responsabilidades- está unidos por el hecho de que no forman parte de las Cámaras. “O Conte o el voto”, se filtra desde Palazzo Chigi y le hace eco el secretario del Partido Demócrata, Nicola Zingaretti, y con gofredo bettini. Una declaración que choca con los anatemas lanzados hace apenas unos días contra Matteo Renzi, tildado de "irresponsable" y considerado, por las críticas vertidas contra el presidente del Gobierno y las consiguientes dimisiones de los dos ministros de Italia Viva, autor de un impulso hacia la disolución prematura del Parlamento.
Pero la línea adoptada por el presidente Conte, que parecen compartir Zingaretti y Bettini, parece ignorar que los parlamentarios de la IV, con una resolución aprobada por unanimidad el viernes pasado, expresaron su voluntad de "construir un nuevo pacto" que se proyecte en toda la legislatura a través de una comparación "sin vetos ni prejuicios".
Después de todo, una de las razones del contraste: la delegación de los Servicios Secretos – fue eliminado debido a la elección hecha por el propio Conte.
En cuanto a la Plan de Recuperación – se retiró la primera, desafortunada, versión llevada al Consejo de Ministros el 7 de diciembre – se estaba trabajando en el texto, mejorado, enviado a las Cámaras que ahora debe integrarse con el cronograma de los trabajos.
El Mef se ocupa de esto, en cumplimiento de las "directrices" que acaba de publicar la Comisión de Bruselas; de esta manera, además, se aborda también una de las carencias del Plan denunciadas en su momento por Italia Viva. Queda abierto el tema más candente: el relativo a métodos de gestión de fondos, sobre las estructuras organizativas y sobre las herramientas de control de la eficacia de los recursos empleados. Es un nudo que debe resolverse antes de febrero para concluir un trabajo complejo y exigente.
Cabe preguntarse si el apoyo de una "cuarta pata" heterogénea y harapienta o el aporte de un grupo que ya formaba parte de la acción de gobierno podría contribuir más a su resultado positivo. Que sea mejor, por ejemplo, la aportación del economista, diputado de Iv, Luigi Marattin o la del senador Ciampolillo.
Si entonces, como muchos argumentan, las puertas de la mayoría aún estarían abiertas para los parlamentarios de Italia Viva pero no para su fundador, entonces sería más transparente decir: "O sin Renzi o sin el voto”. Así tomaría la forma una "conventio ad exclusionndum", ya no hacia una fuerza política sino hacia un solo parlamentario.
Sea como sea que se quiera juzgar tal hipótesis, queda por aclarar un punto crucial. Si existe el riesgo de adelantar el voto en lugar de ostentar una u otra, se hace imprescindible, para frustrarla, hacer una comparación seria y comprobar si se dan las condiciones para la formación de una mayoría políticamente más cohesionada y más capaz de lograr sus objetivos programáticos, frente al que entró en sufrimiento tras los 156 votos laboriosamente recogidos en el Senado la tarde del 19 de enero.
Es un compromiso arduo pero obediente en interés del país. Sería deseable que el Primer Ministro se hiciera cargo de ello; pero, si esto no ocurre, puede surgir la oportunidad (como sucedió en situaciones análogas en el pasado) de confiar este trabajo indispensable a un explorador.
Antes de sumergir al país en una cita electoral que -en la dramática coyuntura actual- es juzgada ruinosa por vastos sectores de la opinión pública, ciertamente no se pueden escatimar esfuerzos. Sobre todo si se piensa en tomar el camino del voto no por diferencias políticas incurables sino por intolerancia personal o cálculos de bajo perfil.
°°°El autor fue subdirector de Sun 24 Horas y senador del grupo Demócratas de Izquierda.