La Alemania se enfrenta a uno nuevo y profundo crisis de gobierno. En una decisión que sorprendió a muchos, el Canciller Olaf Scholz Ministro de Finanzas despedido Christian Lindner, líder del Partido Liberal (FDP), poniendo fin a la llamada "coalición semáforo" entre socialdemócratas (SPD), Verdes y liberales. La coalición, que duró unos meses y ya es una de las más cortas de la historia de Alemania, ahora corre el riesgo de llevar al país a nuevas elecciones, tal vez ya a finales de marzo de 2025. Mientras tanto, el grupo parlamentario democristiano (CDU/CSU), en la oposición, ha pedido a Scholz que adelante el voto de confianza en el Bundestag, pidiendo someterse a votación la próxima semana.
Tras la destitución de Lindner, canciller asignado el Ministerio de Finanzas a joerg kukies, un economista de confianza del SPD, actual secretario de Estado de la Cancillería Federal y una figura muy cercana al canciller. Kukies asume así su papel en un momento político particularmente crítico, con la tarea de gestionar el presupuesto de 2025 y los delicados fondos para el apoyo militar y civil a Ucrania.
Crisis del gobierno alemán: las razones de la división entre Scholz y Lindner
La decisión de sustituir a Lindner se produjo después de días de tensiones crecientes dentro de la coalición, agravada por la dificultad de llegar a un acuerdo sobre cómo encontrar los aproximadamente 10 mil millones de euros necesarios para financiar la presupuesto 2025 y cubrir los gastos relacionados con Ayuda y suministro de armas a Ucrania.. Los liberales, fieles a su línea de austeridad fiscal, se han opuesto firmemente a la idea de aumentar la deuda pública para financiar los paquetes de apoyo a Kiev, proponiendo en cambio buscar otras fuentes para apoyar los compromisos económicos asumidos con el socio aliado. Además, Lindner – durante una reunión entre los líderes del partido – pidió abiertamente a la Canciller que preparara el terreno para nuevas elecciones anticipadas, hipótesis que Scholz rechazó categóricamente al considerar que era necesario permanecer en el cargo hasta el 15 de enero de 2025 para intentar aprobar leyes económicas clave para el país.
Para complicar aún más la situación, se ha añadido un tenso contexto internacional: además de la victoria de donald trump, que representó un shock para Berlín, también existe el riesgo de que se apliquen aranceles de entre el 10% y el 20% a las exportaciones alemanas, por un valor de alrededor de 200 mil millones de euros, un impacto económico significativo.
La ruptura estaba en el aire, pero la medida del canciller tenía el sabor de una medida temprana: cuando los liberales parecían dispuestos a abandonar el gobierno, Scholz decidió despedir a Lindner anticipadamente, en lugar de tomar el control de la crisis.
El ida y vuelta entre Scholz y Lindner
El miércoles 21 de noviembre a las 6 horas, Scholz convocó una reunión. conferencia de prensa. Con tono decidido, explicó su elección: “Me veo obligado a dar este paso para evitar daños a nuestro país. Necesitamos un gobierno eficaz que tenga la fuerza para tomar las decisiones necesarias”, afirmó. Luego anunció que el 15 de enero pedirá confianza al Parlamento, pero que con toda probabilidad, si no la obtiene, allanará el camino para nuevas elecciones "a finales de marzo". Y, finalmente, lanzó duras palabras contra Lindner: "Demasiadas veces traicionó mi confianza, demasiadas veces se involucró en pequeñas tácticas de partido".
La espera no tardó en llegar La respuesta de Lindner, que habló en directo y explicó que no podía ceder a la petición de Scholz de aliviar el freno de la deuda: "No podría hacerlo, habría violado mi juramento". También acusó a la canciller de haber “calculado” la ruptura, dejando al país “en una grave situación de inseguridad”.
¿Qué pasa ahora? Un gobierno minoritario y la antesala de las elecciones
Con la salida de los liberales, que ocupó los ministerios de Justicia, Transportes y Educación, el coalición semaforo ya no tiene mayoría en el parlamento. Ahora Scholz se encuentra al frente de un gobierno "cojo" apoyado únicamente por el Partido Socialista, liderado por Lars Klingbeil, y los Verdes, representados por Robert Habeck y Annalena Baerbock. Sin el apoyo de los liberales, la canciller se verá obligada a buscar alianzas externas a la coalición para mantener operativo el gobierno, y la prensa alemana ya predice un posible regreso a las urnas a corto plazo.
Para aclarar el futuro del gobierno, Scholz se reunirá con el Presidente de la República Frank-Walter Steinmeier, que también convocó al líder de la oposición, Friedrich Merz. Será el propio Steinmeier quien gestionará esta delicada fase de la crisis institucional, desde la sede de la presidencia en el Palacio Bellevue, como ocurre en Italia con el Quirinal en momentos de crisis política.