Tremonti y Berlusconi parecen haberse convertido en dos líneas paralelas destinadas a no volver a encontrarse nunca más. Mañana, tras el tradicional Consejo de Ministros, el primer ministro comparecerá primero en la Cámara y luego en el Senado para informar sobre el ataque especulativo que está aplastando las finanzas italianas. Pero quizás no esté allí para escucharlo su antiguo amigo Giulio, que por la mañana partirá hacia Luxemburgo.
Curioso que no haya sido una nota del Tesoro italiano la que lo anunció, sino del Ejecutivo luxemburgués. No está claro quién solicitó la reunión, pero en poco menos de 24 horas se reunirá con nuestro superministro Jean Claude Junker, que además de jefe de Gobierno en su país es también presidente del Eurogrupo. Con toda probabilidad, los próximos pasos que debe dar Italia para liberarse de la trampa de la especulación estarán en el centro de la sicusión.
Pero los contactos internacionales abiertos por Tremonti en las últimas horas no acaban ahí. Además de Junker, parece que entre anoche y hoy el propietario de Via XX Settembre también mantuvo una serie de intercambios de puntos de vista con sus homólogos de Alemania y Francia, Wolfgang Schaeuble y Francois Baroin.
Quizá solo fueran deberes antes del examen de secundaria: por la tarde, de hecho, se espera a Tremonti en Hacienda para una reunión del Comité de Estabilidad Financiera. Alrededor de la mesa estarán representantes del Banco de Italia, Isvap y Consob.
