2022 comenzó con crypto y terminó con el cataclismo criptográfico. Como epitafio podemos poner la declaración de Fabio Panetta, el italiano del consejo de administración del BCE: "Las criptomonedas son solo un garito donde los el juego se disfraza de inversión”. Paul Krugman inmediatamente se hizo eco de él al afirmar que siempre lo había dicho. Siempre lo había dicho de verdad: aparte de las actividades delictivas, no hay nada que las finanzas reguladas no puedan hacer, y hacerlo mejor, que las criptomonedas.
No será un adiós final a crypto, porque el esqueleto de esta tecnología, es decir, el blockchain, sobrevivirá, pero probablemente se separará de las finanzas o más bien de ese tipo de cripto-finanzas que ha reproducido, agravándolo, el modelo tradicional de transacciones intermediadas y opacas de las que ha sido objeto la abortada plataforma de intercambio de criptomonedas. FTX era la hipóstasis.
Por lo tanto, no es de extrañar que la previsión para el año 2003 del periódico financiero "Financial Times" sea precisamente "Adiós cripto”, con un sorprendente, sin embargo, “hola IA generativa”.
2023 será precisamente el año de lainteligencia artificial generativa, para el diario londinense.
¿Hacia qué?
Escribe en el editorial del 3 de enero de 2023:
“Los inversores se han enamorado del próximo gran avance en el sector tecnológico. Se dice que este año será el año decisivo para la inteligencia artificial. Si bien esta declaración podría haberse hecho para cualquiera de los últimos años, ahora existe una creencia real de que estamos en un punto de inflexión”.
Y realmente podría ser el buen año. Una agradable sorpresa llegó en el último vistazo de 2022. Un ensayo sorprendente, aunque inmaduro, de potencial de la inteligencia artificial ha salido de los cuartos de los iniciados para entrar en el campo de acción de millones de personas de las más dispares profesiones y aptitudes.
OpenAI
Era el Consorcio sin fines de lucro OpenAI que tiene como objetivo promover acciones para el uso benigno de la IA y que ve entre sus fundadores Elon Musk, conocido o muy conocido por todos, y Sam Altman, expresidente de la mítica aceleradora de empresas YCombinator.
En noviembre de 2022, se lanzó OpenAI y se puso a disposición uno de forma gratuita. chatbot llamado ChatGBT, una especie de motor de generación de lenguaje basado en tecnologías de aprendizaje automático no supervisado.
En palabras simples, ChatGBT puede escribir, programar, producir información, imágenes, audio, video a partir de entradas de lenguaje natural como las diseñadas para iniciar una búsqueda en Google, pero, si se desea, más complejas y estructuradas.
Cuanto más estructurados están, más articulada y puntual es la respuesta.
La prueba de Turing
Lo que devuelve ChatGBT siguiendo el tipo y configuración de la consulta puede ser un artículo, un breve ensayo, una composición visual o líneas de código fuente de programación. Pero, ¿cómo produce cosas similares que presuponen un conocimiento enciclopédico e incluso especializado?
Il motor generativo utiliza una inmensa cantidad de información que recibe de Internet y sobre la que un software especializado realiza una intervención selección y fusión a partir de los datos encontrados en su "pozo" de conocimiento. Los resultados pueden ser sorprendentes hasta el punto de que realmente parece poder pasar el Test de Turing, en el sentido de no ser capaz de distinguir entre una máquina pensante y una inteligencia biológica.
Esta es la sensación que han tenido millones de usuarios y cuya experiencia ha llevado a muchos observadores a pensar que 2023 podría ser el punto de inflexión para la inteligencia artificial.
El “Financial Times” escribe que más de Puesta en marcha de 160 ya se han embarcado en la exploración de este modelo para producir implementaciones y soluciones más avanzadas.
Las consecuencias prácticas
La IA generativa tiene el enorme potencial de aumentar la productividad y la calidad del trabajo producido por las industrias creativas. Quienes trabajen en estos sectores podrán hacer uso de las ideas y consejos que ofrece la IA generativa sin el excesivo peligro, por el momento, de ser sustituidos en sus funciones por un ente no biológico.
Así como las máquinas herramienta, primero, y los robots mecánicos, después, condujeron a objetivos inimaginables en la producción industrial, la IA generativa puede conducir a salidas impensables en revolución cognitiva.
Son estas posibles salidas, ya concretamente previsibles, las que estimulan el instinto de los inversores y gestores de capital. Puede ser que la bomba de dinero que hasta ahora ha caído en el territorio de las criptomonedas se extienda a esta nueva región tecnológica.
De una herramienta individual a una industrial
Por ahora el modelo generativo puede ir a apoyar a los redactores, a los que desarrollan software, a los que tienen que escribir una película oa los que asisten a cursos de formación, en definitiva, a todos aquellos que andan escasos de combustible e inspiración. Sin embargo, a corto plazo podría tener un impacto significativo en sectores tan diversos como yo servicios a los clientes, la marketing y ventas, la publicidad y la misma búsqueda.
Sin duda, todo el sector de la investigación y los servicios podría verse patas arriba por esta tecnología que no es solo la evolución de la existente, sino una reconfiguración radical de la misma.
Hacia una inteligencia distribuida
Por Google, que lanzó por primera vez la IA generativa y que cuenta con las tecnologías más avanzadas en casa, esta nueva ola trae un desafío casi existencial a su modelo actual no solo tecnológico, sino también y sobre todo comercial. No es casualidad que el motor de búsqueda sea muy cauteloso a la hora de implementar IA generativa en sus propios servicios.
El problema es de nuevo quién tiene el control de qué. ¿Quién está en el cuarto de los botones? La acción de OpenAI de poner a disposición del público en general una herramienta tan poderosa es la expresión de una tendencia más amplia que apunta a quitar el control de las tecnologías de inteligencia artificial de las manos de expertos y grandes grupos para ponerlas en las de la audiencia más amplia. Este es el significado profundo de web3, si alguna vez llega.
Esto "democratización” (comillas dada la historia), como subraya el editorial del “Financial Times”, puede tener enormes implicaciones y crear oportunidades extraordinarias para muchos temas.
Por ejemplo el éxito que están teniendo las plataformas software de código bajo/sin código” está allanando el camino para que una audiencia cada vez más amplia desarrolle aplicaciones que ahora podrán prescindir de los equipos de tecnología y las organizaciones que ahora tienden a imponer su agenda.
La naturaleza de la IA generativa
Toda oportunidad conlleva un riesgo, al igual que todo poder conlleva una responsabilidad. A menudo yo los resultados de la IA generativa son incorrectos, incompletos o poco fiables ocultos en el aura de asombro que generan estas herramientas. En realidad, estos modelos pueden producir respuestas discordantes a un conjunto de preguntas con términos que no coinciden o con diferentes matices.
IA generativa no es una tecnología determinista. No es una calculadora de bolsillo, que siempre produce la misma salida, en espacio y tiempo, a partir de una entrada aritmética o lógica.
La IA generativa es bonita una tecnología probabilística que sólo puede dar una aproximación estadísticamente probable a una pregunta. Timnit Gebru, un científico de IA y ex investigador de Google, ha llamado a las aplicaciones de IA generativa "loros estocásticos" (loros estocásticos).
Solo por el naturaleza estocástica del loro del modelo de IA generativa, es necesario que los usuarios asuman la responsabilidad de verificar la veracidad del resultado antes de utilizarlo en cualquier contexto informativo o profesional. Paradójicamente, la tarea que recae sobre el usuario es mayor y más exigente cuanto más sofisticados son los medios con los que interactúa.
Como escribe el “Financial Times”, el producto de la IA generativa no puede ser nunca la última palabra en todo caso el primero. Difícil pensar lo contrario, aunque el diario londinense se equivoque muchas veces, como le ocurre a ChatBot. La inteligencia y seriedad del destinatario es el elemento fundamental de todo.
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Por: Un gran año para la inteligencia artificial, “The Financial Times”, 3 de enero de 2023