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Coronavirus: ¿sin cine? Amazon se encarga de ello con Hunters

En los últimos diez días, los ratings televisivos han crecido un 10%, debido a la vida más hogareña que se ven obligados a llevar los italianos – La serie con Al Pacino, que recuerda a la película Inglourious Basterds, lleva unos días en Amazon.

Coronavirus: ¿sin cine? Amazon se encarga de ello con Hunters

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laEmergencia por coronavirus que azotó al país no ha perdonado a nadie, ni siquiera a los cines. La consecuencia más inmediata ha sido que el público va menos al cine de lo habitual, se queda en casa y ve más la televisión. Los datos de audiencia de Auditel lo confirman: en los últimos diez días los espectadores crecieron más del 10%. Incluso las distribuidoras han tomado nota de ello y, al menos durante esta semana, no hay lanzamientos de títulos especialmente significativos.

A continuación te ofrecemos Hunters, un título "televisivo" distribuido hace apenas unos días en la plataforma Amazon Prime Video (primera temporada que consta de 10 episodios). Es una historia extraída en gran medida de recuerdos de hechos reales tanto en los campos de concentración nazis como después del final de la guerra cuando la búsqueda de criminales que lograron escapar de Alemania se llevó a cabo en diferentes partes del mundo. Hubo una verdadera "cacería" y el cazador de torturadores más famoso fue Simon Wiesenthal quien, al contrario de lo que se ve en la pantalla, siempre buscó formas legales para llevar ante la justicia a los perpetradores de las peores atrocidades que jamás se hayan cometido en la historia de humanidad.

Hunters comienza alrededor de los años 70 en Nueva York, cuando un joven judío es atacado por primera vez en la calle por su fe religiosa y luego, de regreso a casa, es testigo del asesinato de su abuela por un extraño. Así entra en contacto con Meyer Offerman, interpretado por Al Pacino en plena forma, al frente de una organización encargada de localizar y eliminar a los nazis que se habían refugiado en Estados Unidos en años anteriores. Así resulta que, a partir de la posguerra, se había creado una organización clandestina con el objetivo de fundar un Cuarto Reich. La historia se desarrolla en esta línea, intercalando fragmentos de historias que realmente sucedieron y remitiendo a personajes reales e inserciones de pura fantasía que también han suscitado cierta polémica. El choque es frontal y directo: el bien contra el mal absoluto, la justicia (no la venganza como pretende el relato, retomando el pensamiento del propio Wiesenthal) que exigen los más de 6 millones de muertos por la locura del nazi-fascismo.

El guión, concebido por David Weil, es efectivo, ajustado, cuidado y detallado aunque, como hemos escrito, en algunas partes da mucho a la espectacularidad ya los efectos especiales (ver la secuencia de baile en el tercer episodio). A menudo sigue un modelo cinematográfico bien conocido: Bastardos sin gloria de Quentin Tarantino de 2009 donde un grupo de soldados estadounidenses se lanza en paracaídas detrás de las líneas alemanas con la tarea de organizar un ataque contra Hitler. De hecho, hay inserciones en algunos pasajes excesivamente "caricaturescos" que quisieran aligerar algunas secuencias de particular violencia y dureza.

No cabe duda de que se trata de un nuevo modelo de narración visual. Hay una diferencia notable entre la historia televisiva y la cinematográfica, donde la primera requiere tiempos y escenarios de guión más "contenidos" que la segunda, que en cambio puede disfrutar de un aliento más completo. La conciencia de que estamos presenciando "episodios" y que al final de cada uno se seguirán los demás es muy diferente a ver una película que en todo caso tiene su propio punto de partida y un punto final. Otra evaluación en cambio se refiere al "género" de este producto. No se trata solo de "historia" y menos aún una reconstrucción visual de hechos reales. Tampoco se trata de una "fantasía" aunque los fundamentos de la narración son sólidos e irrefutables (salvo situaciones inventadas, como la partida de ajedrez humana, que no parece haber tenido lugar).

Quizá sea precisamente en esta dificultad de catalogar donde emergen los términos de su interés. El complejo, eterno y difícil entrecruzamiento entre venganza y justicia, ya sea pública o privada, no parece aún estar del todo resuelto en la racionalidad del pensamiento occidental y ciertamente no puede ser un producto televisivo para zanjar el debate. Ciertamente saber que tantos perpetradores de atrocidades, de crueldades más allá de los límites de la peor de las fantasías, han podido gozar de impunidad y complicidades de diversa índole y que, todavía hoy, a alguien se le ocurra volver a proponer algo así plantea grandes problemas. Hunters nos ayuda a recordar que, precisamente, Absolute Evil siempre está a la vuelta de la esquina y, aunque sólo sea por esto, es bueno tenerlo siempre presente.

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