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Corea, pocas pero cada vez más suntuosas bodas

Una investigación del Ministerio de la Familia y la Igualdad de Género revela que, a pesar de la crisis, a quienes todavía se casan les encanta hacerlo en grande.

Corea, pocas pero cada vez más suntuosas bodas

Las estadísticas coreanas revelan una caída significativa en los matrimonios para 2014, con una tasa de matrimonios que promete ser la más baja desde 2005. ¿Las causas? Estadísticos, políticos y economistas señalan con el dedo la recesión económica, el estancamiento del mercado laboral y la consiguiente desconfianza general en el futuro. Sin embargo, una investigación encargada por el Ministerio de la Familia e Igualdad de Género revela que, a pesar de la crisis, a quienes aún se casan les encanta hacerlo en grande. 

Pero si las parejas jóvenes luchan por encontrar trabajo y tienen pocos ahorros, ¿quién paga estas lujosas ceremonias de boda? La respuesta es simple y da testimonio del hecho de que, incluso a tal distancia espacial y cultural, hay muy pocas novedades bajo el sol. Para financiar el día del fatídico sí están, como no era difícil de predecir, los padres. 

El 86% de los padres de los novios entrevistados admitieron que se sintieron obligados a pagar la totalidad de la fiesta de bodas de sus hijos. Sólo el 10% de las parejas, por el contrario, declara haber pagado todos los gastos con sus propios medios. Hay que decir que en Corea las ceremonias de boda son especialmente caras y son pocos los que consiguen escapar del condicionamiento social y optan por una ceremonia más modesta. 

El 57% de los entrevistados indicó la suma de 30 millones de wones (unos 28 mil dólares estadounidenses) como el costo ideal de una boda coreana, pero solo el 20% de las parejas logra mantenerse dentro de este límite. La justificación más habitual de esta sangría de las arcas familiares es que “no hay que causar mala impresión delante de los demás”. 

Que otros serían, por supuesto, familiares, amigos y conocidos, que a su vez han ofrecido, u ofrecerán, una fiesta de gran estilo. De este círculo vicioso muy pocos quedan inmunes y, como dice Shin Sang-chul, miembro de un movimiento de activismo cívico, "es un aspecto vergonzoso de nuestro país que la presión social nos obligue a gastar de forma exorbitante solo para poder salvar la cara". ".


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