Después de las sanciones, las contrasanciones. Rusia estudia cerrar su espacio aéreo en respuesta a las medidas de la UE que han perjudicado a Dobrolet, una aerolínea de bajo coste de Aeroflot (la aerolínea de bandera de Rusia), que acabó en la lista de sanciones por operar vuelos entre Moscú y Simferopol (Crimea). Tras la cancelación del contrato de leasing de los aviones Boeing 737-800, de hecho, la aerolínea se vio obligada a suspender temporalmente los vuelos en todas las rutas desde el pasado 4 de agosto.
Ahora, según el diario ruso Vedomosti, Moscú está considerando prohibir el tránsito de vuelos desde Europa a Asia en el espacio aéreo siberiano. El diario (que tiene el mismo editor que el Financial Times y el Wall Street Journal) asegura que la hipótesis de limitar el tránsito de empresas europeas empezó a circular poco después de las primeras sanciones contra Rusia por parte de Bruselas.
La decisión final corresponderá al gobierno y actualmente se están realizando consultas entre el Ministerio de Transporte y el Ministerio de Relaciones Exteriores, aunque la secretaria de prensa de Putin, Natalia Timakova, afirmó que estas propuestas “no han circulado dentro del ejecutivo”.
En cualquier caso, ayer la noticia provocó fuertes descensos para las aerolíneas en las cotizaciones bursátiles de todo el mundo: las acciones del holding Air France-KLM cayeron un 3,8%, la finlandesa Finnair un 5%, mientras que Lufthansa perdió más de uno y un medio por ciento. Si la prohibición realmente llega, conducirá inevitablemente a un aumento en los tiempos de viaje (porque el avión tendrá que evitar el espacio aéreo ruso), los costos de combustible y otros gastos.
