La recuperación de la economía italiana se refleja en el escenario energético nacional con el aumento (+1,6%) del consumo de energía final en los primeros seis meses de 2017; sin embargo, este crecimiento también produjo un aumento de las emisiones de dióxido de carbono (+1,9%) con la consiguiente ralentización del proceso de descarbonización. Así lo destaca el análisis trimestral del sistema energético italiano editado por ENEA, que identifica entre las causas del aumento de las emisiones factores de carácter cíclico como la reducción de las precipitaciones que ha reducido considerablemente la contribución de la hidroelectricidad.
Para todo el sector de las renovables, el Análisis muestra una disminución del 7% para el segundo trimestre, con el resultado de que a finales de 2017, por primera vez en varios años, la participación de estas fuentes en el mix energético podría frenar su crecimiento . El análisis también muestra un nuevo descenso de los combustibles sólidos (-9%) y del petróleo (-1%) y un nuevo aumento significativo tanto del consumo (+11% respecto al mismo periodo de 2016) como de las importaciones de gas natural (+10 % en el primer semestre de 2017). Este aumento, junto con la disminución constante y estructural de la producción nacional, provoca que a cierre de año, nuestra dependencia del gas exterior podría superar el 92%, un nuevo récord, con una vuelta a máximos históricos del peso del gas sobre la energía primaria total (38%).
“Estos factores han llevado a un mayor deterioro del índice ISPRED que mide la tendencia de la seguridad, los precios y la descarbonización en nuestro país. Si en el primer trimestre de 2017 registramos una caída del índice del 10% anual, ahora estamos en el -17%, con un -4% respecto al trimestre anterior”, explica Francesco Gracceva, el experto de ENEA que coordinó el Análisis.
“El nuevo deterioro está ligado en particular al aumento de las emisiones, el tercero consecutivo tras un +5% en el cuarto trimestre de 2016 y un +2,5% en el primer trimestre de 2017. En este escenario, los objetivos europeos de reducción de gases de efecto invernadero a 2020 todavía están al alcance, pero el cambio en la trayectoria de descarbonización a partir de 2015 hace más difícil alcanzar los objetivos de 2030”, concluye Gracceva.
En concreto, el índice ISPRED señala un empeoramiento por el lado de la seguridad tanto de los indicadores del sistema eléctrico como del gas, en un escenario que en los últimos años ha visto resurgir algunas debilidades pasadas. Por el lado de los precios, el Índice muestra un deterioro del 14% debido principalmente al precio del gasóleo que, aunque a la baja, es el más caro de toda la UE ("primacía negativa" en condominio con Suecia y ligado a la bajada de impuestos en otros países miembros). Al mismo tiempo, aumentaron los precios de la electricidad para pequeños comercios (+1,3% en el segundo trimestre con una estimación de +3,7% en el tercer trimestre de 2017) y los precios del gas para pequeños usuarios (+9% en el I semestre).