"Me siento aliviado", dijo Nick Sloane, jefe de operaciones que puso de nuevo en pie al Costa Concordia, el barco que permaneció sobre las rocas de la isla de Giglio durante un año y medio. Una gigantesca operación, que finalizó a las 4 de la mañana, con un coste de 600 millones de euros (la factura se entregó directamente a Costa Cruceros). Técnicamente, una "locura" posible gracias a "11 hombres de oro", como los llamó el jefe de Protección Civil Franco Gabrielli, junto con un equipo de 500 personas.
“Lo hicieron”, “Lo hicieron”, titulan los diarios extranjeros. Y así la rotación del gigante del mar naufragado por la mano del comandante Schettino de la vergüenza se convierte en orgullo. “Acabo de llamar a Franco Gabrielli en Giglio”. Así con un tuit el Primer Ministro, Enrico Letta, relata su satisfacción por el éxito de la operación Concordia. "Le dije - agrega el primer ministro - que todos los que están trabajando allí son un gran orgullo italiano".
“Estamos aquí para confirmar la conclusión de esta fase del operativo Concordia -comentó el titular de Protección Civil- estamos muy satisfechos porque los cuestionamientos se realizaron con precisión y acierto”. "Gracias a los habitantes de Giglio con los que hemos compartido sufrimientos y miedos", añadió Gabrielli durante la rueda de prensa en la isla de Giglio por el final de la primera fase de la recuperación del Concordia. “Su presencia -agregó Gabrielli- nunca ha sido una presencia hostil sino siempre de afecto y apoyo para el logro de un objetivo que este territorio quería por encima de todo”. “Toda la parte de ingeniería de la operación de recuperación de Concordia es orgullosamente italiana”, agregó Gabrielli.
"Una gran operación, pero aún queda mucho por hacer", comentó el alcalde de la isla de Giglio, Sergio Ortelli.
