La transición hacia las energías limpias merece un cuidadoso estudio de prioridades, con el fin de no derrochar recursos y canalizar los incentivos públicos de la mejor manera posible. El parón lo da Federico Testa, presidente de Enea en una entrevista publicado en Lightbox, el blog de Terna dedicado a la energía. Testa valora los compromisos del Gobierno para impulsar la eficiencia energética, “que sigue siendo el principal eje estratégico a seguir” y espera que las políticas sectoriales se basen en la experiencia acumulada.
Por ejemplo, el número uno de Enea comenta los maxi incentivos de los últimos años a las placas solares que se han centrado más en la cantidad que en la calidad de las instalaciones. “Si los hubiéramos repartido, por ejemplo, no en cinco años sino en diez, ahora tendríamos un parque de generación más actualizado y con mayor rendimiento. No tenemos que cometer los mismos errores".
¿Dónde, por ejemplo?
“En la infraestructura de carga para la movilidad eléctrica. Porque el modelo un tanto superficial que se está imponiendo es el de instalar una estación de carga cada 100 metros, con los alcaldes que están orgullosos de ello. Una elección que implica inversiones masivas en redes de distribución. Inversiones que, con razón, pesan sobre la factura de los hogares y las empresas, que en Italia ya son las más altas de Europa, con un componente de precio relacionado con la energía que supone apenas el 36% del total de lo que pagan los hogares a los consumidores”.
¿Y la gran sugerencia de los coches eléctricos que forman parte directa de un gran sistema parcelado de equilibrio del sistema durante la recarga en las columnas, especialmente las de casa?
“Un escenario que en el futuro no puede descartarse en absoluto, pero que debe desarrollarse de manera gradual y cuidadosa”.
¿Reducir la velocidad en la infraestructura de carga?
"De nada. En reversa. Hay –señaló Testa– otro modelo, quizás complementario: aprovechar la red de gasolineras existente, que hay que rehabilitar. ¿Por qué no repostar electricidad también, o quizás especialmente, en antiguas estaciones de servicio reconvertidas o integradas en la infraestructura de recarga? Por ejemplo, con baterías estacionarias de 30 megavatios alimentadas en media tensión a instalar en los espacios de las antiguas estaciones de servicio, que actúan como infraestructura para equilibrar la producción y el consumo de energía en la zona”.
“Cuidado con la rápida e improvisada carrera totalmente eléctrica”, advierte sin embargo el presidente de ENEA. “Tiene sentido si realmente generamos toda la electricidad con energías renovables. En todo caso, prestando mucha atención, también aquí, al impacto en las redes de distribución eléctrica. Hoy en día, las casas tienen en la mayoría de los casos un suministro de 3 kilovatios, lo que hace un promedio de 9 kW por descanso. Si vuelve a convertir todo en electricidad, incluida la calefacción, la potencia requerida se cuadriplicaría: 40 kW por aterrizaje. Un aumento significativo, que implicaría la necesidad de reemplazar todo el cableado eléctrico interno y externo del condominio. Una operación que hay que hacer con perspectiva, pero de forma paulatina y con tecnologías suficientemente maduras. Las redes necesitan crecer, modernizarse, desarrollarse, aumentar su seguridad, sin tener que soportar estrés precipitado. Por no hablar de la necesidad de remunerar las inversiones de quienes mientras tanto han llevado el gas a todos nuestros hogares, que en caso de desmantelamiento rápido deberían en todo caso seguir siendo remuneradas a través de las facturas”.