Raffaele Bonanni deja el cargo de secretario de la CISL seis meses antes de la expiración del mandato, cuando hubiera alcanzado el límite de edad. La secretaría y el comité ejecutivo del sindicato están convocados para esta noche.
El favorito para sustituir a Bonanni sería Annamaria Furlan, ex secretaria general adjunta, una genovesa de 56 años que comenzó su carrera como sindicalista en Correos, donde la CISL es tradicionalmente muy fuerte. En el último congreso, Bonanni había dicho que se quedaría hasta 2017 y de la reunión ejecutiva celebrada hace apenas unos días no había surgido ningún signo de crisis.
Según rumores provenientes del gremio, las renuncias habrían sido provocadas por un expediente que prueba que Bonanni estaba construyendo una pensión de oro al menos desde 2006-2007, llevando su salario a niveles nunca vistos en los sindicatos. Todos los miembros del ejecutivo recibirían una copia del expediente, momento en el que se le pediría al secretario que diera un paso atrás. Naturalmente, el interesado niega cualquier conflicto dentro de la CISL.
Bonanni, de 65 años, ha estado al frente de la CISL desde 2006, cuando reemplazó a Savino Pezzotta. El primer destino, en 1981, como secretario general en Palermo, pero 8 años después ya era gerente regional del sindicato en Sicilia.
