Calificación del autor:
Las dificultades de una pareja moderna y metropolitana para tener un segundo hijo con todos los problemas que pueden surgir dentro de la pareja. Esta es la trama esencial de Figli, en los cines durante unos días, firmado por Giuseppe Bonito pero escrito por Mattia Torre, quien falleció recientemente. Sabemos de él que escribió importantes textos más para el teatro y la televisión que para el cine y esta misma película también está basada en una de sus obras, un monólogo escénico, recitado por Valerio Mastandrea que él mismo llevó luego a la gran pantalla, en la buena compañía de un siempre bueno Paula Cortellesi.
La película, en realidad, es toda una pura y dramática historia teatral., esencial y real sobre la vida real, sobre los pequeños y grandes problemas que la mayoría de las familias italianas enfrentan todos los días. No es una comedia y no es la forma en que la comedia italiana ha sido y se suele contar en el cine entre lo trágico y lo dramático. En este caso se trata más de una fotografía, de una marcada eclosión de situaciones, de pequeñas historias cotidianas llevadas a escala cinematográfica. Nos reímos mucho (afortunadamente, como no es fácil) y al mismo tiempo nos estimula a pensar, a reflexionar, y tanto, sobre quiénes somos y hacia dónde vamos, sobre cómo son las familias de este país se enfrenta a la crisis económica, a ese plano social y cultural que ahora parece generalizarse a todos los niveles.
La película es predominantemente un trabajo de escritura donde todo lo demás parece casi irrelevante (aunque bien hecho) y, para describir bien Hijos, basta con leer este pequeño fragmento del guión original que, además, se refiere exactamente al mundo y la forma de narrar este "momento" italiano en el cine y la televisión. La madre del protagonista habla durante un enfrentamiento cercano:
“Ustedes (jóvenes, ed.) deben entender una cosa de una vez por todas. Los mayores somos una fuerza silenciosa y tranquila, pero si nos cabreamos es dolor. Porque somos más. somos muchos Por cada 100 jóvenes hay 165 ancianos. Y esto significa mayoría absoluta, es decir, virtualmente, la Cámara, el Senado y el Gobierno de la República. Tenemos televisores, porque influimos en horarios y líneas editoriales: Sanremo está hecho para nosotros, y también la gran ficción nacional-popular. Los anunciantes, en torno a los cuales gira el mundo, nos tienen como obsesión. Las casas en propiedad y las cuentas de ahorro sobre las que descansa toda la economía de este país, y sin las cuales cerramos como Grecia, están en nuestras manos. El teatro se mantiene gracias a nosotros, y también lo que queda del cine. Y con el tema de las pensiones mantenemos en jaque a toda la economía nacional. Solo necesitamos un poco más de conciencia y cohesión, y finalmente estaremos listos para patearles el trasero a todos"..
Cómo no pensar en las dimensiones demográficas, los cambios en los lenguajes individuales y colectivos, los nuevos estilos de vida, los nuevos modelos de consumo audiovisual y cómo y con qué rapidez el mercado se relaciona con estos cambios. Quizás se proponga un razonamiento un tanto brutal y exagerado pero no alejado de la realidad. Y solo por ver este diálogo vale lo que cuesta la entrada. Por no hablar del lado cómico, surrealista: bien hecho y equilibrado, lo justo para disfrutar de muchas escenas y chistes capaces de provocar una sana carcajada. Y también de esto, de una vitalidad sana y mordaz y de una forma correcta de contarlo, con el lenguaje adecuado, que tanto necesita el cine italiano.