Juicio del autor:
Se descubre misteriosamente que un conocido escritor de novelas de misterio se suicidó en su estudio y se produce un alboroto en la familia en torno a su legado. Esta es la trama de Asesinato por la muerte, dirigida por Rian Johnson. Estas son dos películas, una dentro de la otra y ambas convincentes. El primero hace referencia a un clásico del cine negro donde todo gira en torno a la búsqueda de un posible asesino de un posible crimen que, al parecer, no se ha cometido. La víctima es encontrada sosteniendo el arma que le provocó la muerte y todo hace creer que se trató de un suicidio.
Pero algo no cuadra porque, de forma anónima, se ha encargado a un detective privado que arroje luz sobre el lado oscuro de la historia. Recientemente había tenido lugar una cena en la casa donde ocurrió el crimen durante la cual el anciano cabeza de familia había comunicado a algunos de sus hijos que había sido cancelado del testamento. La mayoría de ellos tendría buenas razones para aprovechar su repentina desaparición. La historia continúa por este camino: ¿fue un asesinato o un suicidio?
El esquema es un clásico de muchas películas de gran éxito en este género que han visto firmas inolvidables de la literatura y el cine que van desde Edgar Allan Poe, Arthur Conan Doyle, Agatha Christie y, absolutamente, el maestro Alfred Hitchcock. Este Cadáver a los postres sigue perfectamente adherido a esta vena: la investigación sigue sus caminos y en el trabajo de los investigadores se vislumbran las pistas que luego conducirán a la conclusión de la historia. Es tarea de los espectadores permanecer atentos y tratar de llegar a una conclusión lógica. La película, por esta parte, fluye muy bien y todos los protagonistas, a partir de Daniel Craig como el detective privado, sostenga la pieza perfectamente. Los tempos son perfectos: de un crescendo lento y didáctico pasamos de repente a un ritmo frenético capaz de confundir las pistas.
Y hasta aquí estamos hablando de una parte de la película, que va acompañada de otra de distinta índole pero también de mucha actualidad: peleas familiares cuando el dinero se involucra, cuando se trata de dividir herencias más o menos relevantes, cuando el egoísmo, los intereses privados sumergen y arrasan afectos y sentimientos. No hace falta ir tan lejos y basta con leer unas páginas de noticias policiacas para saber con qué frecuencia ocurre que el monstruo de la codicia acecha en el seno de las familias.
En este caso, exactamente como sucede en la realidad, los protagonistas podrían ser sospechosos de la hipótesis de asesinato y, como un clásico juego de espejos, la realidad a menudo se funde a la perfección con las apariencias. Si hay un único aspecto poco convincente en la economía general de la película es que se indaga demasiado poco en las personalidades pero, dado el poco tiempo del que dispone la película, es suficiente para dejar ese habitual mal sabor de boca propio de estos temas donde todos aparecen culpables y por lo tanto, en cierto sentido, todos inocentes.
En todo caso, Cena con delitto merece 4 estrellas y sigue siendo una gran película como pocas veces se ve en este género y, lamentablemente, una vez más, nos vemos obligados a admitir que en nuestro país hay una gran dificultad para hacer este tipo de cinematografía. trabajo No es casualidad que, para 2019, en el ranking de las mejores películas del año, el primero de los italianos está en la parte baja de la clasificación.