Los efectos de la crisis se están sintiendo en todo el mundo: e incluso la economía china muestra algunas dificultades, a pesar de ese envidiable crecimiento de entre el 8 y el 9%. El principal problema para el gigante oriental es la tasa de inflación, el problema lo admite el propio primer ministro, Wen Jiabao. Durante su gira europea, el impasible primer ministro reveló a la prensa de Hong Kong que será difícil mantener la inflación por debajo del objetivo del 4%.
Luego, Wen minimizó el problema recordando los resultados optimistas del crecimiento. Nada de alarmismo, por tanto, pero estas declaraciones llaman la atención. Es la primera vez, de hecho, que el jefe de gobierno de Pekín abandona su actitud optimista, reconociendo una eventualidad que, aunque ya apuntada por los analistas, no quedará sin consecuencias.
En este sentido, se habla de una inminente subida de los tipos de interés de los préstamos y depósitos (medida que también podría tomarse en Europa en julio), para mantener a raya las subidas de precios y tranquilizar a los inversores. La tasa de inflación ha superado el objetivo del 4% desde enero y alcanzó un récord del 5,5% en mayo.
