El gran frío entre China y EE.UU. tras el caso Snowden y los desencuentros sobre Siria está empujando al acercamiento Rusia-China. Los lazos entre los dos gigantes del área asiática se estrechan, se fortalecen las relaciones de cooperación y se solidifica el acuerdo bilateral, ante los desafíos del G20. El presidente chino, Xi Jinping, y el presidente ruso, Vladimir Putin, se reunieron el jueves 5 de septiembre, poco antes de asistir juntos a la reunión inaugural del grupo G20.
En la agenda está precisamente esa cooperación entre los dos países, ese apoyo mutuo que se ha venido intensificando en los últimos tiempos. Si Xi dijo estar contento con los grandes esfuerzos realizados para llevar a buen término los múltiples proyectos de cooperación y expresó la esperanza de que el proceso de colaboración pudiera acelerarse en campos estratégicos como el energético o el militar, Putin, por su parte, se declaró satisfecho con la rápido crecimiento de las relaciones entre Rusia y China y pidió una intensificación de estas relaciones no solo en los campos energético y militar, sino también en los campos económico, industrial y de alta tecnología.
Ante la complicada situación internacional, entonces, los dos mandatarios acordaron fortalecer la coordinación en materia macroeconómica, combatir el proteccionismo comercial y financiero y salvaguardar los intereses de los mercados emergentes. Para lograr estos resultados, Putin ha puesto como condición esencial que los dos países estén alineados dentro del G20; El presidente ruso también deseó que en un futuro cercano los demás estados BRICS (Brasil, India y Sudáfrica) se unan a China y Rusia, creando un área de intensa colaboración. El resultado inmediato de la reunión fue la firma de una serie de acuerdos de cooperación Rusia-China en varios campos.
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