Ayer, las Naciones Unidas publicaron un informe sobre los efectos del desperdicio de alimentos en el mundo (¡1,3 millones de toneladas por año!). Por primera vez, las consecuencias de estos residuos se analizan desde una perspectiva ambiental, con especial atención al cambio climático, el uso del suelo y los recursos hídricos, y la biodiversidad.
La conclusión es que los desechos causan pérdidas económicas de $ 750 mil millones y son muy malos para el medio ambiente. Los alimentos que se producen pero no se consumen requieren el uso de un volumen de agua igual al caudal anual del río Volga y son responsables de la liberación a la atmósfera de 3,3 millones de toneladas de gases de efecto invernadero. Del mismo modo, 1,4 millones de hectáreas de tierra, aproximadamente el 28 % de la superficie agrícola del planeta, se utilizan cada año para producir alimentos que se desperdician. ¿Qué pasa con los $ 750 mil millones? Son el costo, para los productores, de los alimentos desechados.
Dice el Director General de la FAO, José Graziano da Silva: “no podemos permitir que un tercio de los alimentos que producimos se pierda o se desperdicie por procedimientos inadecuados, cuando 870 millones de personas en el mundo no pueden alimentarse por sí mismas todos los días”.
