comparte

Guerra de chips entre EE. UU. y China: el desafío pasa por Taiwán y ASML. Y Stellantis se queda sin pedazos

La economía sufre escasez de microchips. Washington prohíbe a Beijing los semiconductores más avanzados y continúa el desafío entre Taiwán y Holanda

Guerra de chips entre EE. UU. y China: el desafío pasa por Taiwán y ASML. Y Stellantis se queda sin pedazos

Aparte del aceite. La verdadera emergencia próxima sobre la que se medirá la fortaleza de las economías será la de chip, el componente ahora necesario para casi todo lo que se produce. Algo saben las industrias, empezando por la del automóvil, afectada por la caída de la oferta que se traduce en nuevas paradas en la producción, como sucede en Melfi que no puede atender la solicitud de Jeep. Pero los generales rusos también lamentan los retrasos en el montaje de armas. Tanto los convencionales para ser utilizados en tanques como los que se montan en misiles para sacudir el coco de la amenaza nuclear. La nueva línea fronteriza para medir la eficiencia y la fortaleza estratégica entre economías avanzadas ya no pasa de largo control de semiconductores cada vez más pequeños pero cada vez más poderosos provenientes de empresas tan estratégicas como desconocidas. Baste mencionar el proceso de producción de iPhone 14, la última criatura de Apple: el proyecto inicial vio la luz en los laboratorios de Cupertino pero el desarrollo del prototipo estuvo a cargo de TSMC en Hsinchu, en el corazón de Taiwán. ¿Producción? un poco en China, pero cada vez menos dada la problemática que plantea el Covid. un poco en India esperando para mover líneas a Vietnam.

Maniobras anti-Beijing de Washington: manos fuera de la isla de chips

La verdadera preocupación es evitar que Pekín se haga con los secretos de las producciones más avanzadas: las fichas más pequeñas, las maravillas desde 5/7 nanómetros (mucho más pequeño que el covid 19) que China no puede producir hoy (no baja de los 10 nanómetros). De ahí el compromiso de EEUU de defender a toda costa la independencia de la isla del Dragón que amenaza cada vez más de cerca Independencia de Taiwán: manos fuera de la isla de chips. Y, por supuesto, de los frutos de las más avanzadas investigaciones en el digital.

¿Cómo se comunicó a Nvidia y a Amd, empresas de California a las que se les ha prohibido vender chips a China que puedan acelerar el desarrollo de aplicaciones en inteligencia artificial.

I chip, en definitiva, son el cuello de botella por el que han de pasar todos los protagonistas del mundo posglobal, donde la libertad de comercio ha dado paso ahora al control del saber hacer y de las tecnologías. No es posible pensar enautos sin conductor o paraeconomía espacial sin el control de las tecnologías en el pasado dadas con demasiada generosidad por Occidente a China. Cosa del pasado. Ahora Washington, permite a los grandes contribuciones (hasta 50 mil millones de dólares) a empresas asiáticas dispuestas a invertir en USA. Y mientras tanto cierra las fronteras a las empresas de Pekín con el objetivo de poder influir en el desarrollo de la economía china gracias a las relaciones con empresas líderes.

Tsmc: la gallina de los huevos de oro

Encabeza la lista la joya de Taiwán: Tsmc, con diferencia la empresa más eficiente y avanzada del planeta, con una capitalización superior a los 400 millones de dólares, fundada a finales de los setenta por un científico morris chang quienes lograron convencer a los líderes del país de invertir masivamente en el desarrollo de arquitecturas de semiconductores y, más aún, en la formación de un ejército de ingenieros. A lo largo de los años, esta primacía se ha fortalecido aún más debido a la satisfacción de los grandes inversores (en primer lugar los fondos Vanguard) que se han centrado en el desarrollo del coloso que, en los últimos veinte años, ha ganado a otros accionistas casi un 19% anual. .

Asml: la baza del Viejo Continente en el reto de fichas

Pero no es necesario ir tan lejos para descubrir otra empresa de chips de oro. En Veldhoven, un suburbio de Eundhoven, la cuna de Philips, en 1984 un puñado de ingenieros salidos del gigante de la electrónica, decidieron embarcarse en la aventura de Litografía avanzada de materiales semiconductores (es decir, ASML), una marca desconocida para el gran público pero detrás de la que se esconde una empresa valorada en Bolsa en torno a los 200 millones de euros (un tercio de toda la Bolsa), emplea actualmente a unas 34 personas, una décima parte de las cuales son empleadas en los últimos seis meses, y garantiza "una tasa de crecimiento infinita por ahora" en los Países Bajos y fuera. Una especie de milagro hecho posible por máquinas de fabricación de chips a través de un proceso de fotolitografía lo que posibilita la producción de "pulgas" de 5 nanómetros, o 5 milmillonésimas de metro, 6 veces más finas que un cabello. Solo un paso hacia el futuro porque las máquinas ASML ya no necesitan un soporte de silicona pero funcionan con la luz para garantizar nuevos récords para sus clientes. Básicamente todas las empresas del sector, desde Taiwán hasta USA. Hasta China. Al menos hasta ayer porque llovió directamente desde Washington sobre el premier holandés Mark Rutte un aut. Asml, de ahora en adelante, ya no tendrá que vender a Beijing. 

¿Irá así? Mucho dependerá de la Unión Europea. Asml es la mejor carta de que dispone el Viejo Continente para entrar en el reto de fichas. Mientras la crisis energética no nos convenza de revisar la 42 mil millones plan de Bruselas ya votó a favor de reforzar la presencia de Europa en este ámbito. Pero sería un auténtico harakiri, como demuestran estos días las desiertas cadenas de montaje de Melfi.

Revisión