En el siglo XIII, cuando China era la economía más grande del mundo, se construyó una colosal obra pública, el "Gran Canal", el río artificial más largo del mundo, para transportar granos entre el sur y el norte del país. Desde el pasado viernes ha comenzado a fluir más agua por otro "Gran Canal": 1400 kilómetros de cauces, esclusas, tuberías y cuencas que traen agua desde el sur de China -desde su río más largo, el Yangtze- hasta el árido norte.
Llevó ocho años completar dos túneles de 4 kilómetros bajo el río Amarillo, el segundo río más largo de China. El Proyecto de desvío de agua de sur a norte costó aproximadamente 500 mil millones de yuanes ($ 80 mil millones) y es la instalación más grande de su tipo en el mundo, acorde con la tierra de superlativos que ahora es China.
La construcción comenzó el 30 de diciembre de 2003, pero el proyecto había sido contemplado por Mao Tse Tung desde 1952 y fue aprobado recién en diciembre de 2002, después de medio siglo de debates. La parte recién terminada y funcional es solo un segmento del inmenso proyecto, que mantendrá ocupados a los constructores durante mucho tiempo. Para 2050, se espera que 440 millones de chinos se beneficien de una mayor disponibilidad de agua.
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