China aspira a conquistar un tercio del mercado mundial de aviones turbohélice gracias al MA-700, un innovador avión que todavía está en fase de diseño pero del que ya se están hablando maravillas. Los aviones turbohélice están especialmente indicados para distancias cortas: de hecho, si no alcanzan velocidades elevadas, suponen un ahorro considerable en términos de consumo.
El coste del combustible de los aviones es siempre un componente importante de los costes de las aerolíneas, incluso las grandes, que ahora miran con especial interés la posibilidad de convertirse en aviones turbohélice para distancias cortas. El ahorro es considerable (sobre el coste total de un vuelo, es precisamente el combustible el que constituye el mayor desembolso).
“El MA-700 tendrá su vuelo inaugural en la primera mitad de 2017 y estará listo para el mercado en 2019”, dice Dong Jianhong, diseñador jefe de Aviation Industry Corp de China. “Estoy convencido de que las características de este avión nos permitirá ganar más del 30% del mercado mundial de aviones turbohélice en 10 años”.
En comparación con sus predecesores, el MA-60, el nuevo avión consume mucho menos combustible, tiene menores costos de operación y mantenimiento y una tecnología más "eco-amigable". En el MA-700 también está instalada la versión más avanzada del sistema de control “fly-by-wire”, que reemplaza los tradicionales controles servo-mecánicos asistidos de una aeronave con una interfaz electrónica. "Después de recibir la certificación de idoneidad de vuelo de las autoridades chinas", dice Dong, "necesitaremos obtenerla de la Administración Federal de Aviación de los Estados Unidos, que es la única que puede abrirnos el mercado occidental".
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