Aunque mucho más lento que en el pasado los precios mundiales de la vivienda siguen aumentando. Según el Fondo Monetario Internacional, de hecho, a principios de 2016 habían regresado en promedio a 2007 niveles. Los datos disponibles para los principales países muestran un crecimiento de los precios en casi todas partes, con cambios negativos solo en 12 países, incluidos Italia y China. Se registran incrementos significativos en Suecia, Reino Unido, Estados Unidos y España. Los precios también aumentaron en Alemania y Japón, donde las cotizaciones habían registrado variaciones negativas durante todo el período de crecimiento del sector, entre 1997 y 2007. En ninguno de estos países se encuentran situaciones críticas de los indicadores de sobre/subestimación del mercado.
La caída de los precios de las propiedades residenciales en Italia no da señales de detenerse. En el segundo trimestre de este año, los precios cayeron un 1,4% a/a: esta es la tendencia descendente número 18 consecutiva. El descenso fue especialmente evidente en los precios de la vivienda nueva, que registraron su peor dato desde el segundo trimestre de 2014. Continúan llegando noticias contrarias por el lado de las ventas, que crecieron un 22,9% a/a entre abril y junio (tras +20,6 % a/a en el primer trimestre).
Los recientes acontecimientos en Italia imponen reflexiones sobre la calidad y la antigüedad del parque de viviendas. Una evaluación en este sentido solo es posible a partir de los datos recopilados por Istat durante el último censo de viviendas, que data de 2011. En esa fecha, en Italia, había alrededor de 12,2 millones de edificios para uso residencial (alrededor de 31,2 millones de viviendas ). Más de la mitad se construyeron antes de la década de 31, alrededor del 1971% entre 1990 y 7,4, el 1991% entre 2000 y 70 y el resto en años posteriores. La edad media del parque residencial es, por tanto, alta, y más del 1974% de los edificios se construyeron antes de la entrada en vigor de la legislación antisísmica (XNUMX).
más atención a recuperación y rejuvenecimiento del patrimonio edificatorio del país tendría la doble ventaja de garantizar una mayor seguridad y favorecer la recuperación del sector de la construcción, uno de los sectores más castigados por la crisis, y en caída casi constante desde 2008. A mediados de 2016, el valor añadido del sector fue 33,1 puntos porcentuales inferior al del primer trimestre de 2008, frente a un rezago del valor agregado del conjunto de la economía de menos de 8 puntos porcentuales.