El gobierno interviene para salvar Banca Carige. El lunes por la noche, el Consejo de Ministros aprobó un decreto que permite al banco de Liguria acceder a formas de apoyo de liquidez pública. La red consta de Garantías estatales sobre bonos de nueva emisión y préstamos desembolsados a discreción del Banco de Italia.
"En estrecha colaboración con las instituciones comunitarias - escribe el gobierno - las garantías proporcionadas se otorgarán en pleno cumplimiento de la legislación sobre ayudas estatales".
También es posible una intervención directa del Estado en la capital -como ya sucedió con MPS- pero sólo si se hace necesaria y a pedido de los comisionados extraordinarios. En el Decreto Legislativo sobre Carige, “en consideración a los resultados del reciente ejercicio de estrés al que fue sometido el Banco, también se prevé la posibilidad de que el Instituto acceda, a través de una solicitud específica, a una recapitalización pública con fines precautorios, dirigida a preservando el cumplimiento de todas las ratios de capital incluso en escenarios hipotéticos de especial gravedad y altamente improbables (los denominados escenarios adversos de stress test)”.
Sin embargo, la nacionalización es un último recurso: el camino principal sigue siendo la búsqueda de una solución de mercado, o un comprador o un nuevo accionista controlador del Banco. De hecho, el Gobierno subraya su intención de favorecer "una operación de fusión que permita relanzar el banco, en beneficio de los clientes". Solo en caso de fallar de nuevo esta opción se abrirá el paraguas público. Antes de Navidad Se salta una ampliación de capital de 400 millones para Carige por el paso atrás de los Malacalza, los accionistas mayoritarios.
El primer ministro, Giuseppe Conte, dijo que "el decreto interviene para ofrecer las más amplias garantías de protección de los derechos e intereses de los ahorristas de Banca Carige, a fin de permitir que la recién creada Administración Extraordinaria prosiga con el proceso de consolidación patrimonial y relanzamiento de las actividades de la entidad bancaria". ”.
El viceprimer ministro Luigi Di Maio agregó que “los bancos italianos pagan el precio de un sistema de supervisión del BCE que debe estar equipado con instrumentos reforzados de control e intervención. Siempre estaremos del lado de los ahorradores y de los cuentacorrentistas -añadió- siempre”.