No hay dos sin tres. Dos años y medio desde la última vez, el Inter ha logrado ganar su tercer partido consecutivo, lo que los acerca abrumadoramente a la zona europea. El éxito del Cagliari, tan importante como sufrido, vuelve a poner en el punto de mira al genovés (que recuperará el derbi hoy a las 18.30 horas) y, sobre todo, a Fiorentina y Lazio, ahora a 4 y 5 puntos respectivamente. Todo un salto para quienes, hace apenas dos semanas, ocupaban tristemente el lado derecho de la clasificación, sumergidos en problemas que parecían no tener solución. No es que todo vaya sobre ruedas ahora, pero el Inter ha vuelto a la normalidad y los resultados, aunque con demasiadas preocupaciones, finalmente comienzan a sonreír.
“Mejoramos continuamente, aunque siempre nos compliquemos la vida – pensó Mancini. – Hasta el 2-0 jugamos muy bien, luego, también gracias al cansancio, nos dejamos aplastar por el Cagliari. Estoy satisfecho pero todavía no es el momento de mirar la clasificación: tenemos que jugar y ganar, empezando por el jueves contra el Celtic". El entrenador nerazzurro no quiere aliviar la tensión y tiene una buena razón: para realmente escalar en la clasificación, ya no se permitirán los pasos en falso. En cualquier caso, su Inter crece, tanto táctica como mentalmente, incluso en una tarde llena de trampas como la de Sant'Elia.
Con el partido de Copa recién disputado y el siguiente a la vuelta de la esquina, Mancini apostó por una pérdida tan inevitable como arriesgada. Pasos para el cambio de Ranocchia-Vidic (de hecho, uno se pregunta por qué no sucedió antes), pero renunciar a Shaqiri y Palacio en virtud de Kovacic y Podolski presentó varios escollos. La primera parte pareció dar la razón a los detractores de Mancio: el croata deambuló por el campo en busca de inspiración, el alemán falló tres goles sensacionales. Pero al comienzo de la segunda parte llegó el punto de inflexión: Kovacic aprovechó un banco de Icardi y batió a Brkic con la zurda por debajo del centro (47'). El Cagliari, buscando desesperadamente puntos de seguridad, echaba espumarajos de rabia y estuvo cerca de igualar con M'Poku (muy interesante este chico belga) y Cossu, desafortunado al patear muy alto cara a cara con Carrizo.
Gol mal encajado Gol, la ley más antigua del fútbol también golpeó en el Sant'Elia: en el 68' Icardi se deshizo de Capuano y mandó el balón al siete con una espléndida zurda. ¿Juego cerrado? De ninguna manera. Los nerazzurri, como sabemos, están locos por definición y lograron revivir a Cagliari. Quien primero encontró un 1-2 con Longo (para el marcador, sin embargo, fue un gol en propia puerta de Carrizo), luego estuvo cerca de empatar repetidamente obligando a los de Mancini a unos buenos 20 minutos de sufrimiento. Pero lo mismo, agudizado por un centro de Hernanes, se transformó en alegría con el pitido final de Mazzoleni, que certificó esa tercera victoria consecutiva jamás conseguida en la era Mazzarri. La luz al final del túnel se ve cada vez mejor, ahora solo queda conducir bien para evitar derrapes peligrosos.