Fin de la carrera. L'El Inter pierde el play-off ante el Génova y, salvo milagro, se despide de la próxima Europa League. Si la Sampdoria vence al Empoli (12.30) se volverá inalcanzable y aunque los de Sarri los frene, aún tendrá otro punto de partido en la próxima jornada ante el Parma. Todo ello si la UEFA sigue negando la licencia al Génova: por el contrario, de hecho, la Europa League ya se le habría escapado matemáticamente. Es poco probable que el Tribunal Superior de Coni esté de acuerdo con Preziosi, pero los rossoblu, entendidos como equipo, merecen esto y más. Son ellos, junto a la Juventus, los que juegan el mejor fútbol de Italia y ayer también lo demostraron. El 3-2 de Marassi fue un auténtico spot para nuestra Serie A, salvo algunos errores arbitrales que, por desgracia, siguen arruinando partidos. Tres penaltis negados (dos al Inter y uno al Genoa), dos expulsiones falladas (ambas a los Rossoblu), un par de goles anulados (otra vez a los nerazzurri) que levantan muchas perplejidades: en definitiva, la de Tagliavento no fue precisamente una velada feliz… Sin embargo, esto no debe restar méritos a los anfitriones, que sin duda merecieron la victoria. Por otro lado, el Inter debe recitar un lindo mea culpa: con una defensa así es imposible lograr grandes objetivos. “Aparte de este árbitro, que no tiene mucha suerte con nosotros, cometemos demasiados errores – pensó Mancini. – Lamentamos despedirnos de Europa pero eso no cambia nuestras estrategias: nuestros jugadores son buenos y, con algunas incorporaciones de calidad, mejorarán”. El técnico de Jesi se esfuerza por mirar el vaso medio lleno, con la conciencia (no demasiado disimulada) de tener que prepararse para una buena revolución. Incluso ayer su Inter se mostró incompleto: dos veces en cabeza (primero con Icardi en el 19, luego con Palacio en el 30), fue alcanzado (Pavoletti en el 24 y Lestienne en el 41) y superado. (Kucka en el minuto 89). Las fallas defensivas fueron bochornosas, sobre todo la que propició el 2-2 de Lestienne: Handanovic (por lo demás imbatible) y Ranocchia habrían hecho feliz a Mai dire Gol.
Esta tarde será el turno de la Milán, enfrascado en el aplazamiento ante el Turín (20.45 horas). En Via Aldo Rossi, sin embargo, poco se piensa en el partido y mucho en el futuro. Que, según los últimos acontecimientos, parece estar envuelto en un caos sin fin. A la espera de novedades corporativas, el nuevo entrenador también es un buen rompecabezas y ayer ayudó a profundizar en el misterio. Mientras Inzaghi hablaba en la rueda de prensa haciendo alarde de una certeza casi inexplicable ("Yo también tengo contrato para el año que viene, nadie me ha eximido y los rumores son solo fantasías"), Berlusconi habló en Naples TV, soltando lo que, en su momento, parecía ser una frase-entrevista. “Normalmente no soy partidario de volver pero tengo una fuerte amistad personal con Ancelotti – explicó el presidente rossoneri. - Si la Real le deja libre, volverá al Milán y tendrá su propia plantilla que le apoyará en su trabajo". Declaraciones de primera plana, salvo que Ancelotti, inmediatamente después del partido ante el Getafe (ganado 7-3, hat-trick de Cristiano Ronaldo), dejó helado a todo el mundo en la rueda de prensa. “Agradezco a Berlusconi la confianza pero ya lo he decidido: o me quedo en Madrid o me quedo un año”, son las palabras inequívocas de Carletto. En resumen, no habrá matrimonio bis, lo que hace que el futuro de Milán sea aún más nebuloso. Quien, mientras tanto, se prepara para disputar el último partido de la temporada en el San Siro. Inzaghi desafiará a un Turín aún en la carrera por Europa con el habitual 4-3-3, con Honda, Pazzini y El Shaarawy (titular de nuevo después de 4 meses) en ataque. Pero esto, como se mencionó anteriormente, es de muy poco interés. Con un presente tan negro (fue desde 1958 que Milan e Inter no se quedaron ambos sin copas de Europa) es inevitable pensar en el futuro. En cambio, al fútbol milanés solo le puede ir mejor porque peor que esto te mueres.