En la conducción, las cuatro manos se consideran la más difícil de las técnicas de conducción. Los disparos en pareja de los cuatro corceles recuerdan la carrera desenfrenada de Ben Hur en el Circo Máximo. Pero la carrera por la presidencia de Confindustria y la de sus cuatro pretendientes no puede quedar así en una fase muy delicada para la organización e igualmente delicada para las perspectivas políticas y de gobierno del país.
El deseo de Giorgio Squinzi de fabricar candidatos parece haberse hecho realidad. De la mecatrónica (Alberto Vacchi) a la mecánica automotriz (Marco Bonometti), de las industrias gráficas (Vincenzo Boccia) a las de una manufactura de nicho pero de excelencia absoluta del Made in Italy (Aurelio Regina) estamos en la estela indicada por el presidente saliente . Sin embargo, el enfrentamiento entre los cuatro comenzó con mal pie, lo que corre el riesgo de complicar el delicado camino procesal de los Reyes Magos y, finalmente, socavar aún más la autoridad de la propia Confindustria.
Los venenos sembrados en la prensa y en las redacciones así como los guiños Gonzaga (léase veneno) de las cenas mantuanas demuestran que los mercenarios de turno, los profesionales del "tope y las distinciones" como voceros, reales o presuntos, de esta o ese presidente del pasado.
Así, la facturación de mil millones del IMA de Alberto Vacchi, conquistada en todos los mercados mundiales, ocupa el segundo lugar en las habladurías de Confindustria en comparación con el nado juvenil de Marco Bonometti, cuya actuación es calificada por una oficina de prensa complaciente como la de Mao en el Yangtze. Los cigarros toscanos que han marcado la historia del traje italiano dan paso a un Aurelio Regina tachado de "romano": una definición que lo dice todo. Y Vincenzo Boccia se convierte en uno de tantos impresores.
La comparación debe ser mayor y los observadores deben fijarse en los hechos reales y noticias de las alineaciones que van surgiendo. Lombardía empresarial que representa el socio de referencia de Confindustria nunca se pronunció sobre Marco Bonometti, aislándolo y debilitando la candidatura de Brescia. Los industriales de Bérgamo establecieron sólidos lazos financieros con los territorios vecinos (Pacto de los Mil para gobernar la RBU) y estructurales (en las infraestructuras aeroportuarias) con los milaneses, ignorando a sus primos de Brescia.
Los venecianos, por su parte, ya derrotaron las ambiciones y pretensiones de Brescia en la Feria y en el aeropuerto de Montichiari, plasmadas en empresas asfixiadas donde la presencia del gremio industrial era preeminente. Del Piamonte nada se sabe con certeza. A Sergio Marchionne (que no vota) se le tira de la chaqueta: el que sólo viste jerséis. Incluso Antonio D'Amato, ahora referido como el patrocinador principal de Marco Bonometti, no oculta el deseo de ser recompensado con la presidencia del Sole 24 Ore, así como Emma Marcegaglia, quien, en este momento, gasta su simpatía por Vincenzo Boccia.
Por ahora estamos en la pendiente resbaladiza de los chismes y rumores. Importante será la ronda de confesiones y encuestas de los tres Sabios, así como la presentación de programas que no se pueden jugar a la habitual "renovación, eficiencia y ahorro" sino que habrá que ahondar en el fondo de los temas más delicados como Luiss, Il Sole 24 ore, sus cuentas en rojo, relaciones y perspectivas de matrimonio con el Corriere.
Solo las notas programáticas y la indicación indivisa de un equipo de punta seca podrán devolverle sustancia a la carrera presidencial. O, como recuerda un expresidente que se autoproclama fuera de la alegría deportiva de estos días “tendremos que arremangarnos todos juntos y pedirle a Gianfelice Rocca que lidere la Confindustria del cambio”.