¿Cómo ha cambiado el trabajo en Italia de 2007 a 2020? Para empezar, muchas cosas han cambiado. En cuanto al cómo, lo explica muy bien un reciente informe publicado por Cida-Adapt que ha decidido impulsar de forma permanente un Observatorio para aportar análisis, partiendo “de los números para volver a la explicación de los fenómenos que afectan al mundo del trabajo sin pre- posiciones establecidas y, sobre todo, sin caer en la satanización de las nuevas tecnologías”.
Lo cierto es que todo está cambiando (no tanto por el Covid dado que sigue vigente el bloqueo de los despidos) y que las viejas categorías -trabajo por cuenta ajena y trabajo por cuenta propia- con dos mundos casi opuestos crujen. Las políticas laborales siguen mirando al pasado con el resultado de que la realidad va en una dirección y las leyes en otra. De ahí la decisión de publicar el informe Cuestiones laborales trimestralmente para arrojar luz sobre los cambios que se están produciendo. Cida es la Federación de ejecutivos públicos y privados, Adapt es la asociación de estudios e investigaciones en derecho laboral fundada por Marco Biagi.
La tesis básica es que la combinación de trabajo por cuenta propia y trabajo por cuenta ajena ya está en crisis desde hace tiempo y que sería útil superarla. En el período considerado hubo una profunda crisis económica en el año 2008, se promulgó la Ley de Empleo que tenía la ambición de abolir la zona gris de los contratos subordinados, se promulgó el Decreto de Dignidad. Al mismo tiempo, la tecnología y la innovación han estresado aún más el mercado laboral. La pandemia hizo el resto.
Los números hablan por si mismos. En Italia hay 15 millones de contratos indefinidos y 2,6 millones de contratos de duración determinada (alrededor del 15,4% del total). Los trabajadores independientes son poco más de 5,1 millones. Entre los empleados, los más numerosos son los de cuello blanco que han aumentado en cerca de 1 millón de unidades y los trabajadores manuales (unos 500 más). Por otro lado, hay muy pocos ejecutivos - alrededor del 3% de los subordinados, en fuerte declive. Sumados a los cuadros -que se mantuvieron estables- llegamos a alrededor del 8,5%, porcentaje menor -conocido Cuestiones laborales – a cualquier otro país europeo. En cuanto al género, los hombres prevalecen con una brecha significativa en comparación con las mujeres.
Mirando a la trabajo a plazo fijo, desde 2007 ha habido un fuerte crecimiento en el número de contratos, alcanzando los 3,2 millones en 2019 pero luego reducidos drásticamente por la congelación de los despidos que se produjo en 2020 en la fase de pandemia, lo que llevó a las empresas a verter la necesidad de flexibilidad. Sin embargo, a pesar de la corrección, el crecimiento fue de 430 unidades.
Y para entender en qué dirección podría moverse el mercado laboral en los próximos años, es útil echar un vistazo a las dinámicas relacionadas con la edad:
“La proporción de empleados permanentes entre las edades de 15 y 34 años ha disminuido significativamente en los últimos años. Y aunque se apunta que el grupo de edad de 25 a 34 años es mayoritario, descendió unos diez puntos entre 2007 y 2020. También se observa una tendencia a la baja para el grupo de edad de 15 a 24 años, con un descenso de unos 15 puntos porcentuales” .
Fuente: Temas laborales, n.1, enero 2021
¿Cómo explicas? Escaso poder de negociación de los jóvenes, contratos de duración determinada utilizados como "prueba" pero también un escenario que podría "hacer imaginar, precisamente en virtud del fuerte crecimiento reciente, en los próximos años una fuerte recomposición de la estructura del trabajo subordinado con un aumento de la proporción de trabajadores temporales". Por el contrario, la tendencia inversa supone un aumento del componente joven en los contratos de duración determinada donde los jóvenes de entre 15 y 24 años representan el 59% de los ocupados y los de entre 25 y 34 años el 27,2% restante.
Para entender el profundo cambio en el trabajo subordinado, llama la atención el dato sobre la duración de los contratos: aquellos los más numerosos llegan hasta los 30 días (3,9 millones), casi la mitad duran solo 1 día (1,5 millones). En la práctica, desde 2016 se crea un gap: por un lado los contratos que más crecen son los de hasta 30 días (3,9 millones) y por otro los de entre 90 y 365 días, que premian la fidelidad y la profesionalidad (3,5 millones ).
Las categorías clásicas de autoempleo también están crujiendo ya que los nuevos puestos de trabajo en sectores innovadores son difíciles de encasillar en áreas tradicionales. En general, en el trabajo por cuenta propia se potencian las categorías más profesionales (no necesariamente clasificadas en los Órdenes) y en su lugar sufren los trabajadores autónomos que sufren las transformaciones que ha sufrido el oficio. Pero el propio Istat, señala Temas Laborales, siente la necesidad de profundizar en los perfiles y lanza el de contratistas dependientes para "quienes en los últimos 12 meses hayan tenido un cliente de quien hayan obtenido al menos el 75% de los ingresos y que establezca las horas de inicio y finalización de la jornada laboral". Hay alrededor de 450 ocupados y son los que más se encuentran en el límite entre la autonomía y la subordinación. Los independientes se concentran en comercio y servicios, poco o nada en agricultura, pocos incluso en transporte, información y actividades financieras.
¿Cómo viven los empleados temporales su condición? Con ansiedad, temen perder su trabajo y no volver a encontrarlo. Los contratistas dependientes, por otro lado, se sienten menos inseguros acerca de su trabajo, quizás porque son más conscientes de sus habilidades y tienen un mayor nivel de educación.