Sean los que sean: en primer lugar el cine en pantalla grande que también sufre una grave crisis de cinéfilos. Luego todas las visiones posibles que pueden apreciar nuestros ojos: desde las del mundo real compuesto por panoramas, paisajes, pinturas, obras de arte y composiciones de todo tipo. Por último, pero no menos importante, todas las visiones "electrónicas": desde la televisión lineal, digital, analógica hasta el streaming, la banda ancha, la televisión bajo demanda vista en una pantalla SuperHD o un teléfono móvil, o en una PC o tableta. Disfruta viendo películas, dramas, documentales, conciertos, comerciales, trailers, tutoriales en Youtube o Tik Toks cortos.
El año que acabamos de dejar atrás ha marcado señales profundas en nuestro pensamiento y también las "visiones" que lo acompañaban se han visto afectadas. Como hemos comentado, el cine ha sufrido mucho: según datos procesados por Cinetel y reportada por Sole24 Ore, respecto a pre-Covid, la caída global de la asistencia al cine ronda el 70% lo que, por el contrario, se refleja en el crecimiento vertiginoso de las suscripciones a las distintas plataformas de streaming.
El Covid es una tragedia mundial que afecta a los aspectos clínicos y de salud pero también a los psicológicos y sociales y el "cine" no podía dejar de verse influido por ella. Y no se podría imaginar otro título capaz de resumir en forma de metáfora el gran miedo que todos estamos viviendo. Se trata de No mires hacia arriba Dirigida por Adam McKay recientemente disponible en Netflix solo para cerrar con el año pasado e inaugurar el nuevo. Atentos a las fechas: el proyecto arranca en noviembre de 2019, unos días antes del inicio de la pandemia (febrero/marzo de 2020) Netflix compra los derechos, el rodaje arranca en noviembre del mismo año y finaliza en febrero de 2021. El mundo estaba recién entrando en la era de las vacunas, de la esperanza de hacerle frente a la pandemia cuando las “variantes” empezaron a dar la vuelta para llegar al Omicron de hoy que tanto da miedo.
¿Qué nos dice la película? La trama es simple y en muchos aspectos ya conocida: un joven astrónomo ve un meteoro que se dirige hacia la tierra. Se enfrenta a su profesor (un excelente Leonardo Di Caprio) y deducir que el impacto con el asteroide será devastador para todo el planeta. Pretenden alarmar a las autoridades estadounidenses y llegar hasta su presidente (el habitual excelente Meryl Streep) quienes, por otra parte, no parecen tomarse muy en serio la advertencia lanzada por los dos científicos, también porque se trata de importantes plazos políticos electorales. Hay muchas analogías con nuestros días. La historia avanza por diferentes caminos: el primero se refiere a la credibilidad y autoridad de los científicos a los que no se les da la debida consideración. El segundo es el mediático donde una importante transmisión televisiva se burla de los partidarios de la catástrofe inminente. El tercero es el de la opinión pública que se divide entre los que "todo irá bien" y nos incitan a "no mirar hacia arriba" porque el asteroide no chocará contra la tierra y los que en cambio creen en él y esperan a alguien. hacer algo para evitar el impacto. El "alguien" es un rico empresario que imagina poder explotar la enorme cantidad de minerales preciosos que componen el cometa y organiza el lanzamiento de unos misiles con el objetivo de cambiar su trayectoria. Como de costumbre, no te decimos cómo termina aunque sea fácil de adivinar.
La película pertenece a una consolidada y floreciente tradición del género de ciencia ficción que siempre ve el mismo guión: la Tierra atacada y amenazada por extraterrestres, por semillas misteriosas o por objetos planetarios destinados a impactar en nuestros continentes. Innumerables títulos fueron propuestos allá por los años 60, en plena Guerra Fría entre EEUU y la URSS y la metáfora política que se extrajo de ellos fue fácil. Al principio era solo ciencia ficción y luego, en los últimos tiempos, ha evolucionado hacia el género "catastrofismo" de diversa índole. Sin embargo, todas las películas tenían el mismo epílogo positivo e incluso donde la Tierra ya estaba destruida, resurgieron de sus cenizas algunos sobrevivientes que garantizaron la continuación de la vida en el planeta y… todos vivieron felices para siempre. En este caso No mires hacia arriba propone otro final y “no todo estará bien” así como en la película algunos personajes repetirán sin demasiada convicción.
Por lo tanto, la película se ubica completamente en este momento histórico y capta bien todas las muchas dificultades. El ritmo de la narración suele ser irónico y burlón sin restar nada al aspecto dramático. Se sitúa en un término medio donde los profetas de la fatalidad y los esperanzados de un futuro brillante conviven y se enfrentan, no siempre en paz. La dinámica mediática del relato y, en particular, de la televisión que en este caso se presenta como la única referencia útil para saber lo que ocurre, es muy llamativa entre los expertos, entre los que estudian las relaciones sociales y antropológicas. Es interesante observar que Netflix también ha creado una especie de "cámara cándida" para observar qué efectos puede causar una noticia catastrófica de este tipo en las personas entrevistadas casualmente.
Ciertamente No mires hacia arriba nos lleva a reflexionar sobre lo que sucede hoy a nuestro alrededor y cuando el cine logra este efecto siempre es bienvenido independientemente de su calidad técnica. Entonces se podrá discutir si es lícito o no ser optimista o pesimista, pero esta reflexión pertenece a otros campos, sobre todo a la ciencia, donde el cine sólo puede limitarse a narrar.