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Bonino (+Europa): "Sin el euro, Italia acabaría como ciertas repúblicas sudamericanas"

ENTREVISTA A EMMA BONINO, líder de +Europa: "El voto por nosotros está lejos de ser marginal y en el nuevo Parlamento Europeo puede llegar a ser decisivo junto al de los liberaldemócratas de Alde y el grupo Macron"

Bonino (+Europa): "Sin el euro, Italia acabaría como ciertas repúblicas sudamericanas"

“En esta era de las redes sociales, la polarización es aún más fuerte y es aún más difícil sacar a relucir la moderación y el sentido común. Pero no nos cansamos de intentarlo, no somos capaces de parar". Luchadora irreductible por la democracia, Emma Bonino, líder de +Europa, también está en primera fila en esta campaña electoral por la renovación del Parlamento Europeo. Y -como explica en la entrevista con FIRSTonline- está convencida de que +Europa, junto a los demócratas liberales europeos de Alde y el grupo Macron, puede convertirse en el verdadero equilibrio de la balanza política del Viejo Continente. Vamos a oírlo.

Europa es la verdadera novedad de esta vuelta electoral pero ¿qué papel podría jugar en Europa dentro del Alde?

“En primer lugar, se pondría fin a una anomalía, a saber, la falta de una delegación italiana en el grupo de los liberales y demócratas europeos, que cambiará su "razón social" dado que se incorporarán los representantes electos de En Marche. Será el grupo determinante, ya que muy probablemente la diarquía entre populares y socialistas ya no tendrá números suficientes. Y si hay representantes italianos en el grupo clave, naturalmente la cosa cambia para nuestro país".

En Italia siempre ha faltado un verdadero partido liberal y progresista. ¿Cómo podría +Europa intentar ocupar este espacio hasta hace poco ocupado por Berlusconi, al menos en palabras?

“Es la anomalía de la que estaba hablando. Muchos nos han criticado por elegir ir solos a las elecciones europeas y no diluirnos en el partido democrático, pero lo hicimos precisamente para garantizar a los votantes italianos una oferta política que de otro modo no habría existido y que, en cambio, es coherente con la de muchos países europeos”.

Hay en Italia, pero también en el mundo occidental en general, una crisis de desconfianza hacia las viejas clases dominantes, no sólo las políticas. ¿Qué decir a los muchos conciudadanos que toman decisiones desesperadas votando por extremistas y populistas de la Liga Norte, y sobre todo a aquellos que, sin saber elegir, se refugian en no votar?

“Tenemos que recordarles la enorme responsabilidad de votar. No sé si las últimas elecciones electorales se hicieron por desesperación, o más bien a la ligera, con la idea de que, al fin y al cabo, se vote por lo que se vote, en realidad las cosas no cambian. Aquí, esta vez hemos visto que cambian y cómo, lo hemos notado al igual que los británicos que votaron (o no votaron) en el referéndum del Brexit. Y votando por lo peor, las cosas cambian para peor”.

¿Cómo podemos satisfacer el deseo de seguridad de las personas, especialmente de aquellas que viven en los suburbios y se sienten abandonadas?

“La necesidad de seguridad, de protección, es una necesidad innata, y como tal se convierte regularmente en una de las claves para lograr el consenso electoral. Hay que respetarla, pero precisamente porque hay que respetarla hay que evitar burlarse de la gente, como hacen quienes alimentan miedos infundados. Vivimos en un mundo más seguro que el que hemos heredado. Los que viven en los suburbios, estoy pensando en los de Roma, pero la discusión se puede extender a otras ciudades, recordarán cómo vivía la gente en esos mismos lugares hace 50 años, cuál era el nivel de inseguridad social en ese momento. Más bien temo que más que un problema de seguridad, el que existe entre los suburbios y los centros urbanos, así como el que existe entre la ciudad y el campo, es una brecha cultural que se traduce en malestar existencial. El sentimiento generalizado entre los que viven en los suburbios es que hay dos mundos, uno de Serie A y otro de Serie B que no se pueden encontrar, sin posibilidad de pasar de uno a otro. Es un fenómeno generalizado en todo Occidente, como demuestran los flujos electorales en EEUU y en muchos países europeos, que sin embargo no puede reducirse a una cuestión banal de seguridad y policía”.

Sin las limitaciones europeas y sin el euro, según Salvini y, de vez en cuando, también según Di Maio, estaríamos mucho mejor. Pero, ¿realmente el gasto público puede sacar a nuestro país de la recesión o del estancamiento y ponerlo a la altura de otros países europeos?

“El gasto público podría ser la varita mágica si los recursos públicos fueran inagotables, y no lo es. Efectivamente, la idea de que podríamos gastar y repartir durante décadas sin preocuparnos de “quién paga” es la razón por la que nos vemos reducidos al estado en el que nos encontramos. Prefiero preocuparme por hacer de Italia un lugar atractivo para la inversión privada, para hacer negocios. En cambio, estamos ocupando la retaguardia de Europa en productividad laboral. En este contexto, salir del euro sería la forma más rápida de reducirnos al nivel de algunas repúblicas sudamericanas”.

Para derrocar a este gobierno, ¿+Europa estaría dispuesta a unirse a una coalición que incluyera a los 5 Estrellas?

"No. Creo que quien sea parte del problema no puede ser parte de la solución. Di Maio no puede ser juzgado por las cosas que ha estado diciendo durante las últimas dos semanas, olvidando todo lo que ha dicho hasta ahora y, sobre todo, olvidando lo que realmente hace. El Movimiento 5 Estrellas es corresponsable del 50 por ciento de todas las políticas de este gobierno”.

Por ahora el spread está llegando a los 300 puntos, un nivel que representa una seria alarma. Pero para convencer a los votantes, no basta con sacudir el espectro de la catástrofe, es necesario tener algunas ideas positivas para convencer a la gente de que abandonar los sueños y mantener los pies en la tierra es en realidad más conveniente y más sabio.

“No debes cansarte de decirlo. El peligro, nos enseña la psicología social y también la historia, es que la gente no está dispuesta a abandonar fácilmente sus ideas, especialmente cuando son muy "fuertes" y extremistas, porque eso significaría cuestionarse a sí mismos. En esta era de las redes sociales, de la que poco sé, la polarización es aún más fuerte, y es aún más difícil sacar a relucir la moderación y el sentido común. Pero no nos cansamos de intentarlo, no somos capaces de parar". 

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