Por primera vez desde Dino Zoff, la selección celebra el debut del nuevo técnico con una victoria. Lo hizo al vencer por 2-0 a un rival de gran prestigio, Holanda, que terminó tercero en el Mundial de Brasil hace poco menos de dos meses. En definitiva, un buen debut para Antonio Conte, que anoche en San Nicola di Bari -el estadio donde inició su carrera como técnico en la Serie B- presentó una formación inédita y convincente.
El técnico apuliano decide confiar en su querido 3-5-2, con la inédita dupla de ataque Zaza-Immobile, De Rossi en Pirlo, Marchisio y Giaccarini atacantes intermedios, Darmian y De Sciglio en las bandas y Frog y Astori suplentes de Barzagli y Chiellini. Entre los postes, chance para Sirigu.
Fueron los dos jóvenes delanteros los que impresionaron en los primeros minutos. Los dos nunca habían jugado juntos en sus vidas, pero durante una buena media hora parecían conocerse perfectamente. Intercambios en velocidad, superposiciones, inserciones, bancos, pases, goles y asistencias. Todo el repertorio.
El primer gol llega a los tres minutos y lleva la firma del delantero centro napolitano del Borussia Dortmund, capaz de parar el balón y regatear al portero con un solo toque, para luego depositarlo en el arco vacío. El doblete, apenas siete minutos después, lo marcó Daniele De Rossi de penalti, tras una falta en el último hombre de Martin Sindi (expulsado) sobre Immobile, servida perfectamente por Zaza.
En la segunda mitad Conte cambia varios hombres, el ritmo se ralentiza e Italia maneja la ventaja. A pocos minutos del final Van Persie tiene la oportunidad de acortar para los naranjas, luego los azules se acercan al 3-0 con un peligroso gore de Destro en el área pequeña. Pero el resultado no cambia.
“Ganar ayuda a ganar”, comenta el nuevo entrenador azul. El martes, en Oslo para el primer partido de clasificación para la Eurocopa 2016, sabremos si tiene razón.