La elección está hecha, ahora no debemos vacilar ni esperar privilegios que ya no se pueden tener. Todos los políticos europeos parecen estar de acuerdo. Casi.
Partiendo del principio de que la prioridad es salvaguardar la UE, el Parlamento Europeo, reunido en sesión extraordinaria tras el shock del Brexit, aprobó ununa resolución bipartidista que prevé la rápida activación del procedimiento para la salida del Reino Unido de la Unión Europea y en paralelo pide la anulación de la presidencia británica, prevista para el segundo semestre de 2017.
Por tanto, el Pleno está de acuerdo con lo declarado ayer por la noche por Angela Merkel, Matteo Renzi y Francois Hollande en la rueda de prensa celebrada al margen de la Cumbre tripartita de Berlín: "no hay tiempo que perder" y el documento difundido hoy representa un mensaje claro para Cameron y para los distintos líderes británicos (desde Boris Johnson hasta Farage) que en cambio pretenden "actuar con calma" para intentar minimizar las repercusiones del referéndum en Londres.
La resolución que "apura" a Gran Bretaña fue aprobada por una amplísima mayoría: 395 votos a favor, 200 en contra y 71 abstenciones.
Consultando los resultados de la votación, resulta que hay los 17 eurodiputados del Movimiento 5 Estrellas que han decidido hacer fila junto al número uno del UKIP, Nigel Farage, partido de extrema derecha, euroescéptico y uno de los principales partidarios del "Leave". En Bruselas, los grillini forman parte, junto con Farage, del grupo anti-UE EFDD, y por ello han decidido no traicionar a su "viejo" aliado, a pesar de que este último ya ha pedido el divorcio de la Unión.
Pero el M5S no fue el único en votar en contra de la medida. Para decir que no, también el grupo conservador ECR (al que pertenecen los conservadores británicos), pero también el Enf de Marine Le Pen y Matteo Salvini y la extrema derecha neofascista de los 'no miembros'. La Izquierda Unida (GUE/NGL), que incluye a Barbara Spinelli y Curzio Maltese, también está en contra. Entre los diputados del PPE, el italiano Fulvio Martusciello y la italo-sueca Anna Maria Corazza-Bildt dijeron en cambio que el texto fue "rechazado". Sergio Cofferati se abstuvo.
