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Brasil: Bolsonaro gana primera vuelta, ¿acierta Sudamérica?

En la primera vuelta de las elecciones brasileñas triunfó el candidato de la extrema derecha, con un resultado mejor de lo esperado - Pero en la boleta del 28 de octubre, el progresista Haddad aún puede esperar revertir la ola populista - Si Brasil fue a Bolsonaro, el América del Sur confirmaría su tendencia a la derecha: un plus para la estrategia estadounidense.

Brasil: Bolsonaro gana primera vuelta, ¿acierta Sudamérica?

Efecto Trump en Brasil. De hecho, en toda América del Sur. Jair Bolsonaro, un candidato de extrema derecha al que le gusta compararse con el presidente estadounidense, obtuvo un sorprendente 46,2% en la elezioni prezidenziali, que casi le valió una victoria histórica en la primera ronda. El exsoldado, que también fue apuñalado durante la campaña electoral y vio crecer su consenso de manera sostenida en las encuestas (pero el resultado aún supera todas las expectativas en la víspera), se benefició del parón obligado del expresidente Lula, todavía querido en el verde. -país de oro y cuyo delfín, Fernando Haddad, exalcalde de Sao Paulo, sólo pudo heredar parcialmente, deteniéndose en el 28,9%. La noticia, sin embargo, es otra: la amplísima ventaja de Bolsonaro sugiere, a diferencia de la mayoría opiniones autorizadas de la víspera, que a Haddad le costará ganar en las elecciones del 28 de octubre, cuando los votos de los demás candidatos de izquierda deberían converger en él. Pero esto puede no ser suficiente, porque esos votos son pocos, mucho menos de lo esperado. Salvo las de Ciro Gomes, que obtuvo un buen 12,5%, son casi irrelevantes y no es seguro que todas converjan en Haddad. Baste decir que la ecologista Marina Silva, a quien en un momento de la campaña se le atribuyó el 15% y que muy probablemente desviará sus votantes a Haddad, obtuvo solo el 0,9% de los votos.

Una votación por tanto muy polarizada y que podría desembocar en una victoria inesperada, un poco como la del propio Donald Trump contra Hillary Clinton, hace casi dos años por estos días. Un resultado que tendría consecuencias para todo el continente sudamericano, sobre el que ya soplan vientos de derecha desde hace algunos años y –precisamente por eso– en el que el propio presidente estadounidense cuenta con ejercer una influencia cada vez mayor, contando con el apoyo de la mayoría de los gobiernos y apuntando a sustraer estratégicamente la zona a una posible expansión china. Bolsonaro, que al igual que el magnate es partidario de las armas fáciles y no escatima comentarios homófobos y misóginos, ha conquistado la mayoría en prácticamente todas las regiones de Brasil, salvo algunas del Nordeste, como Bahía, históricamente feudos del Partido dos Trabalhadores. (en un Estado incluso logró ganar Ciro Gomes). Y lo mismo sucede al mirar el mapa de toda América del Sur, donde por ahora solo hay tres gobiernos socialistas: Bolivia, Uruguay y Ecuador, dejando de lado a Venezuela que sigue siendo un asunto aparte, una confusa dictadura militar que no corresponde a ninguna línea política. Por otro lado, además de Colombia, que siempre ha sido de derecha, ya han virado a la derecha Paraguay, Chile, Perú y sobre todo Argentina, que sin embargo volverá a votar en 2019 y Mauricio Macri difícilmente podrá para ser reelegido. Pero con los tiempos que corren parece igualmente difícil que pueda regresar a la Casa Rosada la resucitada Cristina Kirchner, de quien se dice que piensa incluso en Diego Maradona como diputado.

Sin embargo, no todo está perdido. Como apunta el economista y experto en América Latina Giulio Sapelli en una entrevista con FIRSTonlineSin embargo, al final, el delfín de Lula podría ganar, “porque la izquierda brasileña está muy fragmentada pero encontrará convergencia en la segunda vuelta. Bolsonaro, en cambio, tiene una cantera más reducida: en la segunda vuelta no recuperará muchos más votos que los de su electorado”. Los números teóricamente lo dicen, pero dos factores decisivos y no demasiado favorables a los progresistas afectarán a la papeleta: las secuelas del escándalo Lava Jato, que la ciudadanía quisiera dejar atrás de una vez por todas y que está inexorablemente ligado al Pt de Lula, aunque muchos expertos lo consideran una conspiración contra él (y también buena parte de la ciudadanía, dado que Lula, mientras estaba en la carrera, lideraba las encuestas); y el voto religioso. Brasil es uno de los países más fieles del mundo y la Iglesia Evangélica ya avaló a Bolsonaro, definido por sus seguidores como "el Mesías". El cual, por si fuera poco, ha recibido el apoyo explícito de algunos campeones muy populares del deporte brasileño, como el futbolista Ronaldinho, quien hace unos meses también había especulado con postularse para un escaño en el Parlamento, precisamente en la lista. del partido de extrema derecha.

A favor de Haddad, que ya ha dicho que quiere "abrirse a todas las alianzas, ninguna excluida", podría jugar en cambio el voto femenino: en Brasil la clara mayoría de votantes son mujeres y ya se están movilizando para evitar que una figura como la de 'Bolso' llegue a la presidencia. Finalmente, el abstencionismo en la primera vuelta jugará un papel: la participación fue del 79,7%, cifra que nos parece alta pero que para el país sudamericano es la más baja desde 1998, al ser el voto obligatorio y electrónico (se debe justificar la abstención, so pena de perder el derecho al voto). Una quinta parte del electorado aún no se ha expresado: en tres semanas podrían decidir hacerlo, para frenar la deriva populista.

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