El secretario general de la Fim Cisl, Marco Bentivogli, y Davide Casaleggio, presidente de Casaleggio Associati y gurú de los pentastellati, se batieron en un acalorado duelo sobre los temas de innovación, trabajo y renta básica. La ocasión fue la de la presentación, el viernes en Milán, de TrovoLavoro, la revista mensual del Corriere della Sera. El choque partió de un número, que es una fecha que ya había señalado Casaleggio en una entrevista anterior: 2054, como el año, según el hijo de Gianroberto, en el que veremos "el nacimiento de un ingreso ciudadano global".
El vídeo de Casaleggio Associati proyectado durante el debate habla de "un mundo futuro en el que las personas no dedicarán más del 1% al trabajo, en el que las empresas aumentarán la productividad y los beneficios, pero donde no habrá redistribución de la riqueza". Aquí porque los "ciudadanos soberanos" de todo el planeta tendrán que recibir una renta mínima garantizada. Una tesis un tanto fascinante que abre un debate en el que Bentivogli entró de inmediato con mucha fuerza, definiendo la teoría como “fake news”.
"Es absolutamente imposible pensar en la humanidad en el banquillo", dijo Bentivogli. En todo caso, hay que “adaptarse a estos cambios buscando soluciones innovadoras como empoderar al ser humano convirtiéndolo en un recurso capaz de atraer nuevos tipos de inversión”, agregó el dirigente gremial, quien luego presentó diapositivas con datos para corroborar su tesis. Si para Casaleggio el aumento de la productividad debido al uso de tecnologías cada vez más sofisticadas está indisolublemente ligado a un velo (no demasiado fino) de negatividad, para Marco Bentivogli, en cambio, la invitación es a mantenerse alejado de los "tecnófobos".
En efecto, según el sindicalista Fim Cisl estamos ante el segundo salto adelante de la humanidad. Con una invitación a los periodistas a no leer más los datos de forma lineal, Bentivogli se pregunta si es útil frenar o gravar la innovación, y la respuesta es obviamente negativa. Efectivamente, es cierto que quita mecánica, pero también añade electrónica, ecosistemas y servicios industriales. “El trabajo cambia, pero la mano de obra no desaparece. No es la tecnología la que acaba con el empleo, sino la falta de innovación”. y lo reclama tomando el ejemplo virtuoso de Japón, que es uno de los países con más tecnología introducida en el sistema laboral, y no en vano con una de las tasas de desempleo más bajas del mundo. “La desaparición del trabajo no es más que una de las muchas noticias falsas que circulan hoy en el mundo”, reitera Bentivogli.
Es normal que tal agrupación lea la realidad hacia abajo. Imaginar o “ver” el futuro como realización del intelecto humano parece un ejercicio no contemplado por estos “gurús”.