“La flexibilización cuantitativa del BCE anunciada por el presidente Mario Draghi no está a la vuelta de la esquina. Es una mudanza poco convencional que llevará mucho tiempo, de 6 a 9 meses”. Así lo dijo Nouriel Roubini, el economista que había previsto la crisis de las hipotecas subprime, al margen del Taller financiero Ambrosetti que se desarrolla en Cernobbio.
“Conocí a Weidmann, gobernador del Bundsbank -añadió-, me dijo que no hay buenas razones para la flexibilización cuantitativa, entonces hablan de eso pero no es probable que lo hagan ahora. Primero, el BCE tendrá que recortar los tipos del 0,25% al 0,10%, luego hacer que los tipos de los depósitos que los bancos estacionan en Frankfurt sean negativos y, finalmente, comprar activos privados. Este último movimiento no es QE en sentido estricto, sino una política monetaria expansiva (relajación del crédito), una especie de LTER dirigido”.
Se trata “básicamente de la compra de bonos del Estado –volvió a explicar Roubini–, quizás en proporción al PIB de los miembros de la eurozona. El BCE ya debería haber pensado en poner tipos negativos o medidas de "flexibilización cuantitativa", relajación monetaria. La inflación en la Eurozona es muy baja y quedan pocos meses para no entrar en zona de deflación”.
