Tarde más allá de las líneas enemigas para Mario Draghi. El presidente del Banco Central Europeo se encuentra hoy en Berlín para hablar frente al Bundestag, la cámara baja del parlamento alemán. Objetivo número uno: tranquilizar al gobierno de la primera economía europea sobre el funcionamiento del plan antipropagación (Outright Monetary Transactions). “Primero – dijo Draghi a los diputados alemanes – La OMT no conducirá a la financiación subrepticia de la deuda pública. Hemos preparado nuestras intervenciones específicamente para evitarlo”. Las compras serán sobre solo bonos ya en circulación –volvió a explicar el número uno de Eurotower-, y no en las subastas de emisión: “Compraremos bonos a los inversores, no a los gobiernos”.
Segundo punto: "La OMT no compromete la independencia del BCE“. Para hacer uso del programa, los países deberán acordar un plan de ayuda con el fondo de rescate del MEDE, que “de hecho protegerá nuestra independencia -dijo Draghi-. El BCE no se verá obligado a intervenir por falta de acción política.
En definitiva, la Eurotower ha establecido que “intervenir era fundamental” para “eliminar temores infundados” sobre la estabilidad de la zona del euro. “Los tipos de interés no deben ser idénticos en la eurozona -prosiguió el banquero central-, pero es inaceptable que existan grandes diferencias por disfunciones del mercado o por la percepción de fragmentación de la eurozona”.
Luego, ampliando la discusión al marco económico general, Draghi ha advertido de que la eurozona seguirá siendo "débil a corto plazo", pero "para el próximo año esperamos una recuperación gradual". Las dificultades actuales derivan también de los "ajustes que muchos países están realizando para sentar las bases de un futuro de prosperidad sostenible". Mientras tanto, sin embargo, el desempleo se mantiene en niveles "deplorablemente altos".
