La recapitalización de los bancos europeos "es un paso necesario". Esta es la respuesta de la EBA (la autoridad bancaria europea) a quienes piden retrasar o incluso retirar la hipótesis de nuevos parámetros de capital. Una respuesta indirectamente dirigida también al Banco de Italia, que ayer mismo a través del director general Fabrizio Saccomanni había precisado que nuestro banco central seguirá las indicaciones de la EBA “de forma flexible”.
El escenario de esta pregunta y respuesta es la comisión de Finanzas de Palazzo Madama, que hoy ha escuchado al presidente de la EBA, Andrea Enria.
Precisamente fue el número uno de la autoridad internacional quien citó al FMI, que en su último informe insiste en la necesidad de adaptarse a las peticiones de la EBA. En particular, según la autoridad, el sistema bancario italiano debe fortalecer su capital en más de 15 mil millones de euros.
Enria despeja el campo de los temores expresados por las entidades de crédito: la EBA -dijo- se compromete a "evitar que el ejercicio de recapitalización sea la causa de nuevos impulsos a la contracción del crédito". Además, "el proceso de desapalancamiento bancario se originó mucho antes de que la EBA iniciara el debate sobre la recapitalización y está vinculado a las dificultades de los bancos para encontrar financiación en el mercado a costes razonables".
Eso sí, “hubiera sido preferible que la ampliación de capital se hubiera realizado antes, cuando las condiciones de los mercados de renta variable estaban más relajadas”. Para Enria, por tanto, "debemos resistir el argumento según el cual el endurecimiento de las normas sobre el capital bancario conduce a un endurecimiento del crédito a la economía".
Y de nuevo: “El aumento del apalancamiento financiero en los años previos a la crisis estuvo acompañado de un crecimiento del crédito a las contrapartes en situación de impago y, sobre todo, de un importante crecimiento de la actividad entre intermediarios financieros y en los mercados de capitales”. Se observaron beneficios sobre todo "sobre la rentabilidad de los recursos propios de los bancos, sobre los dividendos pagados a los accionistas y sobre la remuneración de la gestión bancaria", mientras que "los efectos sobre el crecimiento fueron mucho más limitados hasta la crisis y masivamente negativos cuando se materializaron las pérdidas " . Y por ello -insiste Enria- “pedir a los bancos que operen con niveles de capital más adecuados es la principal vía para que los bancos puedan seguir desempeñando su papel de apoyo a empresas y familias”.
Como ya había tenido oportunidad de decir en la Cámara, a los diputados de la Comisión de Hacienda, Enria reiteró que “la EBA no ha cambiado las reglas prudenciales y mucho menos las contables. Más bien, ante las tensiones en los mercados financieros, solicitó a los bancos la constitución de un colchón de capital adicional, temporal y excepcional para hacer frente al riesgo sistémico generado por la crisis de la deuda soberana. Desafortunadamente, si bien se han definido medidas de fortalecimiento de capital, se ha avanzado menos en otros frentes. Las garantías sobre la financiación bancaria serán proporcionadas por los gobiernos nacionales -subrayó- sin ningún elemento de mutualización o agregación a nivel europeo”. Luego una observación: “Se han acordado las medidas encaminadas a reforzar la Facilidad Europea de Estabilidad Financiera, pero aún no están plenamente operativas”.
A continuación, Enria confirmó el lanzamiento de una acción de seguimiento coordinada por el Consejo Europeo "para el riesgo sistémico, para seguir el proceso de desapalancamiento y garantizar que se desarrolla de forma ordenada". En su reunión de los días 8 y 9 de febrero, la EBA debatirá los planes presentados por los bancos europeos para alcanzar los niveles de capital exigidos por la autoridad europea.
