Punto de inflexión histórico para una de las mayores instituciones privadas de crédito del país. Tras 127 años de “banco familiar”, el Grupo Sella lanzó a finales de junio una ampliación de capital reservada a socios, empleados, colaboradores permanentes y jubilados.
La operación, cuyo importe es de 23 millones de euros (correspondientes a un 2,5% aproximadamente), no responde a necesidades financieras del banco sino que "tiene como objetivo lograr una mayor implicación de los empleados en la vida del banco“. Estas son las palabras del presidente Maurizio Sella, ex número uno de la Abi y presidente de Assonime durante unos meses.
La ampliación de capital finalizará el 30 de septiembre y se reserva por 11,5 millones para los actuales accionistas de la matriz (es decir, para los familiares) y por importe variable hasta un máximo de 11,5 millones para empleados, asesores financieros, directores de sociedades y pensionistas del grupo. Las acciones sólo podrán ser canjeadas entre quienes califiquen para el aumento y, en caso de incumplimiento de los requisitos, el titular deberá vender sus acciones.
