Tras una larga y reñida discusión, se llegó al fatídico acuerdo: los ministros europeos de Medio Ambiente establecieron el porcentaje de reducción de emisiones de CO2 de los turismos y furgonetas nuevos a alcanzar en 2030 respecto al actual: la reducción acordada es del 35% para vehículos y 30% para furgonetas. El acuerdo se produjo tras un auténtico tira y afloja, una reunión que duró más de 13 horas, con los países más ecológicos presionando por una solución más amplia y al final Alemania, el principal fabricante de automóviles de Europa, decidió votar a favor del texto de compromiso elaborado por la presidencia austriaca de la UE.
Berlín ha hecho todo lo posible para ceñirse a la primera propuesta de la Comisión Europea, la del recorte del 30% para los coches. Un amplio frente de Estados, de Francia a Italia, de Holanda a Luxemburgo e Irlanda, en cambio, tiró de la carrera hacia la posición del Parlamento Europeo, que recientemente acordó un recorte del 40%. El acuerdo se aprobó con 20 votos a favor (incluida Italia), 4 abstenciones y 4 en contra y prevé exenciones para quienes fabriquen pocos vehículos. Las negociaciones comienzan el 10 de octubre y no se sabe cuánto durarán: esta fase, en la que también participan los diputados europeos, se denomina triálogo porque en el triálogo también participa la Comisión Europea.
El comisario de clima de la UE, Miguel Arias Cañete, se mostró satisfecho incluso si, a la espera de la aprobación del Parlamento Europeo, es necesario extender las medidas para combatir la contaminación también fuera del sector vehiculo y afuera Europa escenarios político-comerciales por demás apocalípticos que se discutieron durante mucho tiempo cuando, a fines de 2015, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, amenazó con no cumplir con los acuerdos firmados en París.
