El Departamento de Justicia de EE. UU. bloqueó el acuerdo de fusión entre AT&T y Time Warner, los gigantes estadounidenses de telecomunicaciones y medios.
Según la autoridad, la operación -con un valor de 85 millones de dólares- "perjudicaría a los consumidores al aumentar las facturas mensuales de suscripción y disminuir la innovación".
El acuerdo de fusión se anunció hace más de un año y Donald Trump siempre se ha opuesto. Desde el día en que asumió el cargo, el Presidente libra una “guerra”, de amenazas y golpes bajos, contra la CNN, publicación considerada enemiga y propiedad de Time Warner.
Para los dos grupos fue una noticia completamente inesperada. AT&T ha anunciado su voluntad de continuar y está lista para apelar: "Es una decisión inexplicable comparada con las tomadas en el pasado", dijo el gigante de la telefonía.
Esto presagia una batalla antimonopolio, quizás una de las más importantes de las últimas décadas. Los dos grupos también podrán aferrarse a la historia reciente de fusiones verticales: en 2011, por ejemplo, la administración Obama había dado luz verde a la fusión entre Comcast y NBCUniversal
De la boda nacería un gigante de las telecomunicaciones, uno de los más grandes del mundo -con CNN en cartera pero también los estudios Time Warner y Hbo – compitiendo en TV, móvil y contenido original. La boda ya ha recibido el visto bueno de muchas autoridades mundiales, incluida la UE, según las cuales la unión entre AT&T y Time Warner no crea problemas de concurrencia.
Para la decisión final se espera ahora la respuesta del Tribunal de Justicia, llamado a resolver una cuestión que, de acabar con el rechazo definitivo de la fusión, podría tener graves implicaciones para Trump, acusado por sus opositores de querer "eliminar" los periódicos y redes que se consideren inconvenientes.
