Si en Oriente Donald Trump amenaza con imponer nuevos derechos de aduana por más de 200 millones de dólares a los productos 'Made in China', llevándolos del 10% al 25% con el objetivo de restablecer el orden en la mesa de negociación, en el este Xi Jinping se apresura a tomar represalias: Pekín, de hecho, ya identificó bienes importados de EE. UU. por un monto equivalente a 60 mil millones de dólares sobre los que imponer nuevos aranceles, según informes del Ministerio de Comercio de China.
Ayer, el dicasterio había advertido que China estaba "totalmente preparada para las represalias para proteger la dignidad del país y los intereses del pueblo, para defender el libre comercio y el sistema multilateral y para defender los intereses comunes de todos los países".
Las nuevas medidas americanas se suman -previstas desde el 6 de julio con aranceles del 25% sobre 34 millones de mercancías chinas- a los aranceles ya impuestos sobre paneles solares, lavadoras y acero y aluminio importados por el dragón asiático.
Trump dijo el mes pasado que estaba dispuesto a sancionar todo lo que importa China, por un valor de más de 500 millones de dólares al año. "La táctica del palo y la zanahoria no funcionará", dijo el Ministerio de Comercio de China.
La sombra de una renovada guerra comercial entre Washington y Beijing ha deprimido a la mitad de las bolsas de valores del mundo en sesiones pasadas. Las acciones chinas registraron nuevas caídas hoy, con Shanghái cerrando con una caída del 0,61 % y Hong Kong con una caída del 0,11 %.