“Frente a las evidentes dificultades actuales de la gran industria europea en el contexto de la competencia global, me pregunto si y en qué medida las reglas europeas sobre competencia establecidas hace veinte años siguen siendo válidas. O si, en un escenario económico mundial radicalmente cambiado, éstas no han terminado hoy por penalizar la competitividad de los grandes grupos industriales europeos. Y qué si no ha llegado el momento de modificarlos para restablecer la igualdad de condiciones en los mercados internacionales entre las empresas de la UE y las de los principales países competidores”.
En esta entrevista con FIRSTonline, Amalia Sartori, presidenta de la comisión de Industria del Parlamento Europeo –en Roma para un seminario de la Comisión y el Parlamento Europeos (con la escuela de periodismo de Perugia) sobre las necesidades y perspectivas de crecimiento económico de la UE – habla con gran franqueza crítica de las normas europeas de competencia. Una cuestión crucial para el futuro de Europa en un momento en el que la estrategia de rigor financiero se ve obligada a hacer frente a la necesidad de un desarrollo económico sin el cual los riesgos de recuperación parecen cada vez más lejanos.
FIRSTonline - Presidente, en este intento de cuadratura del círculo para conciliar la recuperación financiera y el "restart" de la economía, lo que le induce a poner el énfasis en las reglas de la competencia, que hasta ahora se ha considerado que han ayudado a un crecimiento equilibrado de el tejido industrial europeo?
Sartori – Hace veinte años, mientras nacía el mercado único europeo, estas reglas eran indispensables para evitar que algunas grandes empresas en Europa crecieran enormemente hasta asumir un papel monopolístico que habría aplastado toda forma de competencia (es decir, la clave del libre mercado ) en este o aquel sector de la industria. Y han garantizado la función para la que fueron introducidos durante años. Consideremos por ejemplo, en la industria siderúrgica, el caso de la acería Terni que fue vendida forzosamente porque el entonces propietario, un grupo finlandés, había excedido un límite máximo en el mercado del sector. Solo un ejemplo que demuestra cómo esas reglas han sido útiles durante años.
FIRSTonline – ¿Y luego qué cambió?
Sartori – El escenario mundial. Hasta principios de la década de XNUMX, la competencia mundial se jugaba entre Estados Unidos, Europa, Japón y, dentro de ciertos límites, Rusia. Hoy, en un contexto de globalización económica, la UE también se ve obligada a enfrentarse a nuevos y fuertes 'competidores', como China, India, Sudáfrica, Brasil y la propia Rusia. Países donde los grandes grupos industriales han alcanzado dimensiones productivas y comerciales inaccesibles a los europeos precisamente por nuestras reglas de competencia.
FIRSTonline – Básicamente, usted argumenta que esas reglas penalizan a los grandes grupos industriales europeos, y por lo tanto deben cambiarse…
Sartori – Digo que sobre este tema es necesario que todos inicien una reflexión muy profunda. Una ocurrencia tardía impulsada por las cifras que atestiguan la drástica caída de la contribución de la industria a la formación del producto interior bruto de la UE, que pasó del 22 % hace ocho años al 18 % actual. En definitiva, es necesario detener el proceso de desindustrialización en curso.
FIRSTonline – Pero, ¿cómo se puede detener este proceso?
sastres – La cuestión está bajo la atención de las tres instituciones europeas. El Parlamento, con una resolución aprobada en el pleno de Estrasburgo, fijó un objetivo del 20% para 2020. Todos estamos convencidos de que sería una locura renunciar a tener un tejido industrial fuerte en Europa. También porque una mayor retirada de los gigantes también tendría consecuencias devastadoras para las pequeñas y medianas empresas, que correrían el riesgo de un recorte drástico de los pedidos y, por tanto, de su propia supervivencia.
FIRSTonline – En su opinión, ¿es suficiente simplemente reformar las reglas de la competencia para que el nivel de industrialización vuelva a crecer en Europa?
Sartori - Por supuesto que no. Sobre todo, se necesita una política industrial para estimular las inversiones que miran hacia el futuro. En primer lugar en las industrias tecnológicas y “verdes”. En este sentido, estoy pensando en el automóvil eléctrico, especialmente en el campo de los motores pequeños y medianos, un enfoque que beneficiaría tanto a Italia como a Francia. Estoy pensando en el desarrollo de la eficiencia energética, un camino ya recorrido por la UE, a partir de los bienes inmuebles públicos. Y también a la investigación, la innovación, las telecomunicaciones.
FIRSTonline – ¿Qué camino imaginas sobre la reforma de la ley de competencia? ¿Y en qué tiempos?
Sartori – Un camino que no es ni fácil ni corto. Cambiar las reglas existentes no resolvería todo. Aparte de las inevitables diferencias entre los 27 países miembros, no se puede pasar por alto que la economía actual es global. Incluso con un acuerdo general interno, la Unión Europea no podría imponer sus reglas fuera de sus fronteras. No obstante, podría rechazar la importación de productos de terceros países que no cumplan con los requisitos de calidad exigidos para los europeos. Pero es un camino -repito- no fácil. Y, en cuanto a los tiempos, no serán rápidos: hoy nos encontramos en una fase en la que se acepta la idea de que hay que profundizar en la cuestión, y se vislumbra un mínimo de acuerdo sobre la forma de operar en orden de avanzar. Por ahora nos tenemos que conformar con esto.
FIRSTonline – Siguiendo con el tema de la competencia, Presidente, ¿comparte las reservas expresadas por varias partes con respecto al acuerdo comercial entre Italia y Corea?
Sartori – Será posible evaluarlo más completamente en un futuro próximo. Sin embargo, por supuesto, me parece que penaliza a Europa; y en particular Italia y Francia, es decir, los dos países productores de automóviles medianos y pequeños que más sufrirán la competencia de los automóviles coreanos. El tema es que en un acuerdo comercial entre dos países ciertamente se debe evaluar el aspecto financiero (que en el caso del con Corea parece positivo para Italia). Pero no se pueden descuidar los productivos y de empleo.
FIRSTonline – ¿Quiere decir que en estos aspectos Italia no ha hecho mucho?
sastres – Veremos qué efectos tendrá en la consistencia de los empleos en el sector automotriz. Pero espero fervientemente que, en cualquier caso, el acuerdo que se está preparando con Japón no sea una fotocopia del de Corea.