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Alemania: Los Verdes de Baerbock vuelan, pero la incógnita es el Covid

Según ANGELO BOLAFFI, germanista y exdirector del Instituto Cultural Italiano de Berlín, la verdadera incógnita de las elecciones alemanas de septiembre es el resultado de la lucha contra el Covid, pero por ahora los Verdes están en el 28%, CDU-CSU. baje al 21 % y Spd al 13 %: esto es lo que puede suceder

Alemania: Los Verdes de Baerbock vuelan, pero la incógnita es el Covid

Si votaran mañana, los alemanes liderarían en la cancillería, por primera vez en su historia, un politico verde. De lo contrario un política verde: Annalena baerbock, elegido hace sólo unos días por Alleanza 90/I Verdi, como se llama oficialmente el partido, para presentarse a las elecciones de septiembre para la renovación del Parlamento. Así lo revela la última encuesta del Instituto Forsa, considerada autorizada y confiable, aunque se trata de opiniones que pueden cambiar de un día para otro.

Según Forsa, por tanto, los Verdes llegarían al 28% de votos mientras que los conservadores de Cdu-Csu, colapsarían al 21% y los socialdemócratas de SPD se desplomaría al 13%. La encuesta se realizó dos días después de la elección de Annalena Baerbock por parte de los Verdes, y 24 horas después de la de su principal oponente, el demócrata cristiano Armin Laschet. El resultado demuestra dos cosas. La primera: Alemania está lista para ir más allá del luto por la pérdida de su adorada "Mutti", Angela Merkel, quien el 26 de septiembre, cuando votemos, no estará en el partido. La segunda: para ir más allá, los alemanes también están dispuestos a tomar decisiones revolucionarias.

¿Irá así? ¿Hay algo que detenga la carrera de los Verdes? Le preguntamos a Angelo Bolaffi, filósofo político y uno de los mayores conocedores de Alemania, ex director del instituto cultural italiano en Berlín.

"El Covid es el principal enemigo de los Verdes", sugerir.

¿El covid? ¿De nuevo?

“La gran incógnita –reflexiona el germanista– es sin duda el desenlace de la batalla contra el Covid”.

¿Cómo saldrá Alemania (y toda Europa) de esto en cinco meses? De momento camina penosamente, como todos los demás países europeos, entre miles de contagios al día (30 mil en las últimas veinticuatro horas) y cierres de actividades para proteger a sus ciudadanos del contagio. También las vacunas siguen la misma tendencia lenta, habiendo recibido la primera dosis algo más del 17% de la población (en Italia algo más del 16%). Pero la guerra contra el virus sigue en curso. “Y si Merkel logra encauzarla – es el razonamiento de Bolaffi – todo se le irá cuesta abajo, entrando ella en la historia sin haber sido derrotada jamás; y su partido, por tanto Laschet, vencedor en las urnas”.

Es cierto –recuerda Bolaffi– que todos los cancilleres alemanes (o casi) “han entrado en la historia, pero es igualmente cierto que todos, al momento de partir, sufrieron aplastantes derrotas. Piensa por ejemplo en Adenauer, quien fue uno de los constructores del edificio europeo; o, un Brandt, inventor de la Ostpolitik, la política de acercamiento a la URSS; oh Kohl, el unificador de las dos Alemanias. Retirado de la escena, su partido perdió las elecciones. Ya sabes, como dicen los agricultores, nada crece debajo de un gran árbol”.

Y si las cosas no salen así, si vuelve a ganar el partido de Merkel, reflexiona Bolaffi, “habrá sido todo un milagro porque los dieciséis años de su gobierno no han sido precisamente color de rosa. Merkel fue la canciller de las grandes crisis, ha sabido superarlos con flexibilidad y astucia. Empezando desde económico de 2008, que abrió una enorme brecha entre los estados del norte de Europa y los del sur, entre los que habían seguido las reglas y no se habían endeudado y los que las habían eludido. Una ruptura que también era moral y corría el riesgo de derribar todo el andamiaje del sistema europeo. Y luego la crisis de los inmigrantes – recuerda Bolaffi – una mina para toda la Unión, una vez más dividida entre los países mediterráneos, que primero tuvieron que enfrentarse a la oleada de pobres almas que huían de todas las guerras y de todos los conflictos, y los alejados del mare Nostrum, que hicieron oídos sordos en el rostro de la tragedia”.

Pero la más difícil de todas las pruebas -sigue reflexionando Bolaffi- fue sin duda “la que Merkel se encontró viviendo en su casa, la crisis de crecimiento de su país dentro de Europa, por un nuevo papel para Alemania y para la propia Europa, una vez colapsadas las dos potencias, la URSS y los EE.UU. Novella Bismarck, se encontró ante el imperativo no sólo de unificar concretamente Alemania, sino también Europa. Más o menos hizo lo primero, lo segundo se lo deja a quien lo suceda. Porque incluso con Merkel, Alemania estaba reacio, como algunos lo han definido, asumir el papel de peso y liderazgo que le corresponde dentro de la Unión Europea, indispensable para que el Viejo Continente asuma a su vez lo suyo. Un temor legítimo suscitado probablemente por las sombras de los viejos fantasmas. Las sombras aparecieron dentro y fuera de las fronteras, sobre todo tras la unificación que lo convirtió en el país europeo más fuerte y poblado, con casi 84 millones de habitantes. Y también los más ricos, siendo el PIB per cápita de los alemanes de 52.558 euros frente a los 41.433 de los italianos o los 45.775 de los franceses”.

Hoy, sin embargo, estos temores no tienen sentido, explica Bolaffi, “porque Alemania es Europa y Europa no puede existir sin Alemania. La última prueba la dio el Tribunal Constitucional alemán que rechazó el recurso de la Afd, la extrema derecha, contra el plan de Recuperación, porque no es cierto que el plan europeo vaya en contra de los intereses alemanes. En otras palabras, el plan de recuperación europeo coincide con el de Alemania: un gran paso adelante”.

Y si es así, cuál de los dos, entonces: el democratacristiano Laschet, que asegura la continuidad, o el verde Baerbock, que libera la imaginación, podrá ser el Rey Arturo de esta suerte de Mesa Redonda de 27 miembros que es Europa ? Aquí la elección entre el corazón y la cabeza se vuelve difícil.

Según Bolaffi, que conoce muy de cerca a los Verdes, siendo también miembro de la Federación Heinrich Boell, el suyo think tank organismo internacional que estudia las políticas ambientales, “si Annalena parece ser una opción muy fuerte en política interna, tanto para la visión social como ambiental, la victoria de su partido podría haber repercusiones no siempre positivas en la política exterior. Es cierto, Baerbock, experto en derecho y economía, es pragmático y realista, como Merkel. Pero algunas posiciones de los Verdes, como la que prevé el bloqueo del gasoducto Nord Stream 2, que transporta gas de Rusia a Alemania a través del mar Báltico, evitando Ucrania, sin duda complacería a los estadounidenses, pero dificultaría aún más las relaciones con Moscú”.

En cuanto a los democratacristianos, prosigue Bolaffi, “su paladín Laschet, presidente del Estado federado de Renania Westfalia, periodista de formación, no hace que los corazones alemanes latan más rápido, sin embargo tranquiliza en el extranjero precisamente por la continuidad con la política de Merkel.

Y entonces, al final, en la mesa, ¿qué deberíamos esperar que suceda en septiembre? Bolaffi accede a jugar, a pesar de saber que nada se puede sacar en la mesa, y mucho menos predecir lo que sucederá en las urnas. Y elige el camino más razonable: “Gobierno con los Verdes, pero canciller en la CDU-CSU. Que Laschet continúe la obra de Merkel y, sin sobresaltos, ostente cada vez más el cetro europeo. A menos que… A menos que Alemania (y por lo tanto Europa) simplemente no estás buscando esa sacudida, que sólo puede dar una fuerza profundamente europeísta, fuertemente ecologista y progresista.

Y si eso sucediera, apostamos a que la pragmática Annalena encontraría la manera de suavizar las aristas más peligrosas. Por regla general, las mujeres son más flexibles que los hombres”.

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