Como ya había ocurrido en el extranjero, y en particular en Gran Bretaña y Francia, los Pir (Planes de Ahorro Individual) fueron la novedad positiva, introducida por los gobiernos de Renzi y Gentiloni, que en 2017 había hecho despegar la bolsa italiana con exenciones fiscales para las que inviertan durante al menos 5 años y destinen recursos, de conformidad con la ley, hacia las pequeñas y medianas empresas cotizadas y no cotizadas.
Pero con la última Ley de Presupuestos, el Gobierno ha conseguido que los PIR caigan en picada porque las novedades normativas introducidas -en particular las que obligan a las gestoras de activos a invertir un 3,5% de la financiación en empresas cotizadas en la AIM de la Borsa Italiana y otro 3,5% % sobre fondos cerrados (desde capital privado hasta capital de riesgo): requiere decretos de implementación. Pero estos decretos aún no existen y, en su ausencia, quedan bloqueados tanto los PIR de nueva emisión como los lanzados en 2017. Solo quienes ya han suscrito los PIR en el pasado pueden alimentarlos con nuevas inversiones, pero si un ahorrador ha no abierto previamente un Pir no puede firmarlo ahora.
El riesgo es que la parálisis del Pir dure meses. No solo eso, sino que las relaciones entre Italia y la Comisión Europea también vuelven a escalar, lo que intuye la posibilidad de ayudas estatales en los nuevos PIR por las desgravaciones fiscales.
Fruto del caos en el que el Gobierno ha enviado los PIR hace que actualmente no se puedan suscribir planes de ahorro individual y que las previsiones hablan de cuatro meses para la puesta en marcha de los nuevos decretos de ejecución. Para salir del impasse, el Gobierno está pensando en una regla transitoria o, en su defecto, en un decreto sprint.
Sin embargo, el lío está hecho, con perjuicio para los ahorradores, para las pequeñas empresas y para la industria financiera. El objetivo de acercar más los PIR a las pequeñas empresas también podría haber sido noble pero, como siempre, el diablo se esconde en los detalles y, como el director de la Oficina de Investigación de Assogestioni, Alessandro Rota, declaró a Il Sole 24 Ore, "con la obligación de invertir cuotas mínimas en fondos de capital riesgo, se corre el riesgo de intervenir sobre un instrumento que funciona para hacerle hacer lo que no puede hacer”.