La agricultura italiana quiere recuperarse, pero pide ayuda. El orgánico y sustentable, excelencia nacional, se prepara para un otoño frenético con cientos de empresas lidiando con los efectos del Covid. ¿Quién y cómo debe interpretar este malestar de la categoría? El gobierno y las regiones italianas, por supuesto. Pero sobre todo la Europa del reinicio. Los destinos de la agroalimentación se entrelazan con una nueva forma de producir y consumir a medio y largo plazo, sin negar la realidad de este angustioso 2020. Pero 80 millones de euros de subvenciones para todos los países de la UE son una intervención demasiado pequeña. De vuelta a la oficina, entonces, Confagricoltura, la mayor organización italiana en el mundo agrícola para pedir cosas concretas. Lo hace para mover a una Europa que es incapaz de hacerse cargo de la situación, seguro de que otras organizaciones campesinas también piensan lo mismo. Se comparan las medidas económicas europeas con las americanas. Dadas las necesarias diferencias en la producción, en estados como California o Texas, en los sistemas de procesamiento y comercialización, al final Donald Trump parece más incisivo que la Comisión de la UE.
Trump está en campaña electoral, necesita aumentar el consenso. Sin embargo, a pesar de los problemas causados por la pandemia, ha encontrado la manera de distribuir $14 mil millones en ayuda pública a las empresas agrícolas. Una cifra enorme que marca un enorme abismo con Europa. El continente donde los cultivos sostenibles sin pesticidas marcan la diferencia con los Made in USA. En tiempos de globalización y aranceles, uno no apuesta por la sutileza.
"Debido a la emergencia sanitaria - dijo Massimiliano Giansanti, presidente de Confagricoltura - los agricultores estadounidenses ya han recaudado apoyos directos por 16 mil millones de dólares, a los que se han sumado 3 mil millones para la compra en el mercado de productos destinados a la ayuda alimentaria nacional" . Además -noticia de la semana pasada- la venta de 262 mil toneladas de soja americana a China para dar una mano a las exportaciones. Los italianos son buenos exportadores de productos de calidad y las acciones gubernamentales deben tener esto en cuenta. El panorama es complicado, podría volverse aún más pesado con nuevos efectos sobre el empleo. Para afrontar los últimos meses del año, sin descuidar -explica Confagricoltura- que las consecuencias de la pandemia en ningún caso serán limitadas en el tiempo. Finalmente, señales preocupantes también llegan en este mes de septiembre desde el canal HoReCa (Hoteles Restaurantes Cafés) con bajo consumo y locales frecuentados solo los fines de semana.
