Un traspaso virtual, pero muy significativo especialmente para la cultura italiana. Hace exactamente tres años, dos hechos sacudieron el mundo de la cultura: el mismo día 13 de octubre de 2016, moría en Milán a los 90 años Darío Fo, el último Nobel de Literatura italiano (le fue otorgado en 1997), y mientras tanto en Estocolmo se asigna el mismo reconocimiento, entre no pocas polémicas, al músico Bob Dylan. En realidad, argumenta la Academia Sueca -y siguiendo a los millones de seguidores de la estrella de rock en todo el mundo-, Dylan es mucho más que un cantante, y su pluma aparentemente merece un reconocimiento que por primera vez en la historia no se otorga a un autor profesional.
El autor fue ciertamente Dario Fo, pero no solo: el artista nacido el 24 de marzo de 1926 en Sangiano, en la provincia de Varese, de familia humilde y marcadamente antifascista, fue también dramaturgo, director, ilustrador, pintor, escenógrafo y, sobre todo en las últimas etapas de su vida en las que también tomó partido político, activista. Fo, casi veinte años antes que Bob Dylan, ganó el Nobel con la siguiente motivación: “Siguiendo la tradición de los bufones medievales, se burla del poder devolviendo la dignidad a los oprimidos”.
Dario Fo fue, de hecho, el autor de representaciones teatrales que hicieron uso de los rasgos estilísticos cómicos de la commedia dell'arte italiana, y que a lo largo de las décadas se han representado con éxito en todo el mundo. Como actor, director, escritor, escenógrafo, diseñador de vestuario y empresario de su propia compañía, Fo era un hombre de teatro en redondo. Famoso por sus obras de sátira política y social. y por su compromiso político de izquierda, junto a su esposa Franca Rame estuvo entre los exponentes del Rescate Rosso Militante.
