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Ventotene, Meloni se jacta de haber desplazado a la oposición pero ¿debe el primer ministro dividir o unir al país?

Puedes estar de acuerdo o no con el Manifiesto de Ventotene, pero no olvides que es un símbolo del europeísmo y menos aún utilizarlo para dividir a los italianos. Meloni prefiere actuar como líder partidista en lugar de como primera ministra que sabe cómo unir al país, pero al hacerlo, nunca se convertirá en una estadista.

Ventotene, Meloni se jacta de haber desplazado a la oposición pero ¿debe el primer ministro dividir o unir al país?

Te puede gustar o no, pero el Manifiesto de ventoteno, que en los últimos días ha acabado en el centro de la polémica política, es indiscutiblemente un símbolo y una bandera del europeísmo, no por casualidad celebrado en tiempos insospechados por el Presidente Sergio Mattarella. Descontextualizarlo y extrapolar partes inevitablemente anticuadas es una operación torpe que revela todo su instrumentalismo. Eso es lo que hizo el Primer Ministro en el Senado. Giorgia Meloni quien luego se mostró orgullosa de haber sorprendido y desorientado así a la oposición de centroizquierda. Importa poco saber por qué Meloni se comportó así: ¿para ocultar las divisiones dentro de la mayoría en Riarm Eu? ¿Para repeler los ataques de la Liga? ¿Para fortalecer los suyos? No importa mucho porque el punto real es otro y plantea una pregunta mucho más relevante que las controversias de estos días y es: a Presidente del consejo, sobre todo cuando interviene en el Parlamento, ¿debería dividir o unir a los italianos? ¿Debe ser partidista o representar la síntesis de las orientaciones del país? Meloni, y no es la primera vez que le ocurre, parece privilegiar el rol de líder político por encima de las funciones institucionales de jefe de Gobierno. Ella es libre de hacerlo, como también es libre de no compartir el Manifiesto de Ventotene, pero no de explotarlo y usarlo para dividir. Meloni puede decir y hacer lo que quiera, pero, al no renunciar nunca a ser una mujer partidista incluso en el ejercicio de sus funciones institucionales, nunca se convertirá en una estadista y nunca será percibida como tal. Líder de partido y no estadista: si eso es lo que quieres, no te sorprendas por las críticas. Pero eso no es lo que los italianos esperan de un primer ministro.

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