“Las finanzas mundiales en su conjunto descansan sobre la arena. O, al menos, sobre una base incierta”, dice sin rodeos el comisario europeo de Mercado Interior y Servicios, Michel Barnier. “Algunos bancos, como se desprende de las investigaciones sobre los escándalos que estallaron en el verano de 2012 en torno al Libor y al Euribor, han manipulado los datos -añade- que ayudan a componer la base para definir estos dos índices de referencia. Esto significa que los balances de estos prestamistas también han sido manipulados”.
“Las consecuencias de estas maniobras incorrectas han repercutido en millones de sujetos que obtuvieron un préstamo, tomaron un préstamo inmobiliario o concluyeron una transacción financiera. Con toda probabilidad, se les hizo pagar una tasa (aumentada o incluso reducida) calculada sobre la base de datos falsos”, prosigue Barnier. Lo cual es muy estricto con los comerciantes y gerentes bancarios responsables de estas formas de finanzas "creativas". “Teniendo en cuenta el daño muy fuerte que su comportamiento incorrecto ha causado tanto a las personas como a las empresas -afirma- estos individuos deberían terminar en prisión”.
Son precisamente estas graves distorsiones de los mercados financieros, a raíz de las cuales las autoridades supervisoras nacionales han impuesto multas de muchos millones de euros a algunas de las entidades de crédito más implicadas (empezando por Barclays Bank, el segundo banco británico), las que llevó a la Comisión Europea a poner en marcha la iniciativa legislativa puesta en marcha en los últimos días en Bruselas.
“Han pasado cinco años desde el estallido de la crisis mundial provocada por la quiebra de Lehman Brothers, pero –dice Barnier– este no es realmente el momento de celebrar el aniversario. Aún quedan muchas lecciones por aprender; y lo más importante, muchas razones para actuar. Como el camino recorrido por la Comisión con la propuesta de regulación del sistema de referencia. Un sistema opaco, hasta ahora sin un código de conducta, no sujeto a ningún tipo de supervisión ni sujeto a sanciones por parte de ninguna autoridad".
Un vacío normativo, el que ahora intenta llenar Bruselas, que es asombroso. Basta considerar que, como ha subrayado el Comisario Barnier, "el volumen estimado de transacciones definido en todo el mundo sobre la base de los índices financieros de referencia asciende a algo así como un millón de millones de euros en el transcurso de un año, y que más o menos la mitad de estos se celebran sobre la base de Libor o Euribor”.
Estos son los dos puntos de referencia "ofensivos". Como saben los conocedores, el primero indica la tasa de oferta interbancaria de Londres (tasa interbancaria 'letra' propuesta en Londres), calculada todos los días por la BBA, la asociación bancaria británica, que es igual al promedio de las tasas de interés solicitadas en los préstamos interbancarios en principales monedas de un número selecto de prestamistas de todo el mundo ubicados en la capital del Reino Unido. El segundo se fija diariamente en Bruselas sobre los datos facilitados por los bancos más importantes de la Eurozona, y se aplica únicamente a las transacciones en euros.
Pero sin los controles necesarios y nunca establecidos, las transacciones concluidas sobre la base de estos dos puntos de referencia calculados, por así decirlo, "freewheeling" (a veces o con frecuencia -no se sabe- sobre la base de estimaciones) llevaron a esas distorsiones de la mercados financieros que desataron los escándalos del verano de 2012. Y que ahora han llevado a la Comisión Europea a proponer la creación de un marco normativo riguroso que regule los métodos de definición y uso de los índices de referencia en los que se basan muchos instrumentos financieros, desde los utilizados para fijan los tipos de cambio de las divisas a aquéllos para establecer los tipos de las hipotecas inmobiliarias o de los préstamos a empresas oa los hogares. Con el objetivo de que las transacciones financieras (incluidas las relativas a "commodities", empezando por el petróleo) se realicen sobre la base de una conducta más responsable desde el punto de vista ético, así como más correcta y transparente hacia todos los sujetos implicados.
Las normas que ahora propone la Comisión de Bruselas, señala Barnier, siguen las que acaba de aprobar el Parlamento Europeo para reforzar la legislación sobre abuso de mercado, que entrará en vigor próximamente; y los demás, actualmente en estudio, sobre sanciones penales. "Por lo que respecta a las nuevas normas relativas a los índices de referencia -señala el Comisario-, el texto que hemos propuesto atribuye un mayor nivel de responsabilidad a las autoridades nacionales de supervisión del Reino Unido (para el Libor) y de Bélgica (para el Euribor), en las que me baso para la aplicación de las nuevas normas”.
Sobre la base de la legislación propuesta por la Comisión, los proveedores de índices de referencia estarán sujetos a autorización previa y supervisión constante a nivel nacional y europeo. Además, se deben utilizar datos "suficientes y precisos" para determinar los valores de referencia; o, en ausencia de estos, estimaciones "verificadas". Además, los proveedores de referencia tendrán que adoptar un código de conducta que especifique "claramente" obligaciones y responsabilidades, también en términos de posibles conflictos de interés; y estará obligado a garantizar la máxima transparencia de los datos utilizados para calcular el índice de referencia y de los métodos de cálculo. Para los puntos de referencia 'críticos', estas obligaciones serán más estrictas.
Por último, los bancos centrales nacionales participantes en el Sistema Europeo de estas entidades no entrarán en el ámbito de aplicación de la nueva normativa “porque ya cuentan con sistemas similares a los que se implantarán una vez aprobada la propuesta de la Comisión por el Parlamento y los Consejos Europeos ".