“El Banco Europeo de Inversiones sigue intensificando su respuesta a la crisis. Sus préstamos a bajo interés han contribuido a la defensa de millones de puestos de trabajo y la construcción de enlaces de transporte, conexiones digitales, redes de electricidad y agua, escuelas, hospitales, viviendas sociales. Han fomentado el crecimiento de la producción de energía renovable y han permitido a las pequeñas y medianas empresas invertir y seguir siendo competitivas". El elaborado ayer en Bruselas por su presidente, el alemán Werner Hoyer, es un balance decididamente positivo de la actividad desarrollada por el BEI desde el estallido de esta interminable crisis económico-financiera mundial. Según él, "el apoyo financiero y la experiencia técnica del banco de la UE (cuyos accionistas son los 28 estados miembros de la UE, así como la propia Comisión Europea - ed) han sido fundamentales en la implementación de cientos de proyectos, incluidos aquellos, sin este apoyo, se habrían aplazado o nunca habrían visto la luz". En 2014, Italia recibió 10,9 millones en préstamos, cifra sólo superada por España.
El BEI comprometió la marcha extra en 2013 tras la inyección de otros 10 millones de euros por parte de los Estados miembros en el capital desembolsado de "su" banco con el objetivo de aumentar en un 40 % el total anual de préstamos concedidos y mantener el nivel así alcanzado a lo largo de 2015. En cifras, este objetivo correspondía a 180 millones de préstamos del BEI a la economía europea a finales de este año. "El banco alcanzará esta meta en marzo, nueve meses antes de lo previsto", precisó ayer Werner Hoyer.
El presidente del BEI también aclaró que este resultado también se logró gracias al mantenimiento del monto anual de préstamos firmados en 2014 con sujetos europeos, que ascendió a 69 mil millones (es decir, el 90% de la actividad total del BEI en el mundo). ). Una cifra a la que hay que sumar otros 3,3 millones del FEI (Fondo Europeo de Inversiones, que forma parte al 100% del grupo BEI) que permitió activar 14 millones para facilitar el acceso a la financiación de las pequeñas y medianas empresas europeas.
El apoyo a las pequeñas y medianas empresas, como subrayó entonces Hoyer, “constituye siempre el sector estratégico en primer lugar (25,5 millones) entre los apoyados por el banco”. Después de las pymes, los otros destinos más importantes de los préstamos del Banco Europeo de Inversiones fueron las infraestructuras estratégicas (20,6 19,1 millones), la acción climática (14,7 XNUMX millones), la innovación y las capacidades (XNUMX XNUMX millones). Además, el apoyo al comercio con terceros países, el crecimiento del empleo juvenil son cada vez más importantes para el BEI (hace unos días el FEI lanzó una iniciativa, por un total de tres mil millones, para préstamos a estudiantes de máster en otro país en el marco del programa Erasmus+), y proyectos de investigación con un alto contenido de innovación y, en consecuencia, mayor riesgo financiero.
Estas orientaciones han surgido, o se han fortalecido, durante los últimos años al mismo tiempo que crecía una relación cada vez más integrada entre el BEI y la Comisión Europea. Un informe que, como recordaba ayer Hoyer, ha encaminado su actividad “según un nuevo paradigma que, teniendo en cuenta los escasos recursos públicos disponibles en la actualidad, pretende abandonar paulatinamente las subvenciones a fondo perdido para favorecer préstamos y garantías capaces de movilizar capital privado”. .
La estrecha relación entre las dos instituciones europeas, que se ha fortalecido con el tiempo y ha visto la participación del presidente del banco en varias ocasiones en el Consejo Europeo, se fortaleció aún más hace tres meses con la llegada de Jean-Claude Juncker al Palazzo Berlaymont. Quien propuso a Werner Hoyer (propuesta aceptada formalmente hace unos días por el consejo de administración del BEI) la creación conjunta de un Fondo Europeo para Inversiones Estratégicas (FEIE, que es diferente al FEI). Como es sabido, inicialmente se destinarán al nuevo organismo 16 millones del presupuesto septenal de la UE y 5 millones del BEI, pero el volumen de sus recursos deberá complementarse con contribuciones voluntarias de los estados miembros de la UE y con inversiones del público y según las expectativas de Juncker, alcanzando la impresionante cifra de 315 millones.
Esta cifra corresponderá a la expectativa de que cada euro de capital del FEIE generará 15 euros. Un ratio alto, por supuesto, y no fácil de materializar. Pero este es precisamente el corazón de la gran apuesta de Juncker. Lo cual cuenta mucho, y con razón, en el atractivo que la marca BEI puede suscitar en los inversores potenciales. De un banco a medio-largo plazo que desde hace años las agencias de rating clasifican con triple A, y que por tanto ofrece las máximas garantías para el capital de quien invierte.
¿Se puede predecir entonces que Jean-Claude Juncker, con la participación activa del BEI, ganará su gran apuesta, que es esencialmente la gran apuesta sobre el futuro de la Unión Europea? El presidente de la Comisión de Bruselas cuenta con ello. Quinientos millones de europeos lo esperan sinceramente.