El tiempo apremia y para tener una política agrícola eficaz a partir del próximo año se necesita mucha buena voluntad. Los vaivenes italianos -todos mimados por la política, en verdad- parecen desvanecerse ante la apuesta del Ministerio de Agricultura de dar fuerza a una mesa de negociaciones para perfilar un futuro menos gris. Un sector clave de nuestra economía está en problemas y le falta apoyo. Ellos, los campesinos que han vuelto a salir a la calle en estos días de confinamiento regional, piden indicaciones a medio-largo plazo. Como otras categorías productivas, no quieren quedar excluidas del dinero de la Europa pospandemia y de la nueva economía sostenible. Quieren contar, participar en las mesas políticas decisivas.
Y he aquí, entonces, la novedad: “dentro de este mes de abril se iniciará el proceso participativo con todos los actores institucionales, económicos y sociales para la elaboración del Plan Estratégico Nacional de la PAC post-2022”. La dura Coalición #CambiamoAgricoltura recibió este mensaje de Francesco Fortuna, Jefe de Gabinete del Ministro de Agricultura Stefano Patuanelli.
La coalición cuenta con el apoyo de más de 70 siglas de la sociedad civil, de asociaciones ambientalistas, orgánicas y de consumidores y de la Fundación Cariplo. La política agrícola lleva dos años dividiendo al Parlamento ya la Unión sobre las mejores formas de cultivar y consumir. Las propuestas tanto de derecha como de izquierda, entre soberanistas y demócratas, han marcado diferencias significativas dentro de las agrupaciones individuales. Subyace en todas partes la consideración fundamental de no enajenar ni el consentimiento de los agricultores ni sus inversiones.
La Italia de la agricultura que ha pasado de ministros de la Liga Norte a exponentes de la izquierda, ahora con las Cinquestelle, debe enviar su paquete de propuestas a Bruselas a finales de año.
No decidir en las salas ministeriales, fue el empujón de #CambiamoAgricultura que finalmente parece haber obtenido un primer resultado con el anuncio del Ministerio. Una novedad tras meses de silencio para establecer las modalidades del Plan Estratégico Nacional de la PAC post-2022, anunció la organización.
El país está seriamente atrasado, cerrando la retaguardia entre los estados miembros de la Unión Europea, en la redacción de este documento programático que mira al "tesoro". De hecho, el dinero del que dispone Italia en el periodo 2021-2027 supera los 36 millones de euros a precios actuales. El cuadro se completa con la cofinanciación nacional para el desarrollo rural con otras decenas de millones de euros. Un buen flujo de dinero para gastar en cosechas de calidad, lucha contra los pesticidas, agrobiología, empleo, mejor relación entre campo y consumo.
No escapa que con el gobierno de Draghi contenidos similares deben formar parte del amplio camino transecológico que también afecta a la producción de energía limpia a partir de residuos agrícolas. Y que una estrategia participativa de abajo hacia arriba evitará reclamos excesivos por parte de sectores locales o específicos. Slow Food, Legambiente, WWF, Accademia Kronos y otros subrayan que la participación en la mesa de negociación es sustancial y no formal, evitando mesas de discusión separadas o temáticas. Superado el silencio del Ministerio, sería realmente increíble que grupos de influencia individuales sin el necesario sentido de unidad se disputaran las opciones de la PAC. Esa virtud que todavía cuenta en la política y en las buenas familias.