Hay una broma qué tan bien encaja con el tema que pretendemos abordar. Un ciempiés sufre problemas de movilidad porque todos los días, por alguna razón, le duele una pata. Luego decide acudir al búho, el sabio del bosque, y pedirle consejo. El búho – después de escuchar el relato – se toma unos minutos para reflexionar y responder: “Es una cuestión – dice – de calculo de probabilidad. Con todos los pies que tienes, tienes un índice muy alto de quedar lisiado. Deberías convertirte en una gallina; entonces –con sólo dos piernas– reducirías las posibilidades al 50%”. Iluminado por tanta sabiduría, el ciempiés inmediatamente pide explicaciones sobre cómo llevar a cabo la transformación sugerida. Y el búho responde: "Querida, te he mostrado la línea, debes cuidar los aspectos técnicos".
En Italia, desde hace mucho tiempo y en todas las circunstancias, nos decimos a nosotros mismos que los salarios son bajos (como, además, está certificado por los organismos internacionales competentes). para yo sindacati el tema se ha convertido en el ''reducto de Valtellina'' después de que ya no pueden hacer alarde (porque la contradicen tendencias que se estabilizan en direcciones opuestas) la "precariedad rampante", hasta el punto de que sus líderes se aprovechan de ello a cada paso. del siguiente análisis: “Es cierto, el empleo crece, pero los salarios son bajos”.
La advertencia de Draghi: "El modelo económico europeo debe cambiar"
Por último -con todo el peso de autoridad que ello conlleva- también Mario Draghi volvió al tema, incluso tomándolo en el contexto de uno política económica diferente que debería estar en el centro de la iniciativa de la Unión Europea si quiere evitar un declive inexorable en un cuarto de siglo. Hablando en París en el Simposio Anual del Centro de Investigación de Política Económica (cepr), el ex primer ministro argumentó que, ante una China menos favorable a los productores europeos y los riesgos de un movimiento proteccionista por parte de la nueva administración estadounidense liderada por Donald Trump, elEuropa debe cambiar su modelo económico, hoy basado sobre todo enexportar. “Las políticas europeas han tolerado un bajo crecimiento de los salarios como medio para aumentar la competitividad externa, exacerbando el débil ciclo ingreso-consumo, al renunciar al uso del espacio fiscal para contrarrestar la débil demanda interna”. Pero hoy – subrayó Draghi – este modelo económico se basa en la demanda externa y en los bajos niveles salariales. “Ya no es sostenible”. En esencia es necesario crear las condiciones para fortalecer el mercado interior para que compense -mediante mayores ingresos- las posibles dificultades de las exportaciones. una advertencia, esto, que es mucho más crucial para Italia, cuya estructura productiva está impulsada por las exportaciones.
Pero el análisis de Draghi va aún más lejos al "dar la vuelta como un guante" a la política económica seguida hasta ahora - subrayó el ex presidente del BCE - precisando que incluso los El significado de “reforma estructural” ha cambiado.. “Hace diez años, el término se refería principalmente a aumentar la flexibilidad del mercado laboral y reducir los salarios. Hoy significa aumentar el crecimiento de la productividad sin desplazar el trabajo, sino más bien recapacitar a las personas". El camino principal pasa por el crecimiento a través de una productividad incrementada como cuestión central de la competitividad. Si Europa continúa con su tasa media de crecimiento de la productividad desde 2015, en 25 años –según Draghi– la economía continental tendrá la mismo tamaño que hoy, mientras aumenta el gasto en pensiones, energía, defensa y digitalización. Aún con todo el respeto y estima que se debe a Draghi, sus consideraciones recuerdan las del búho al ciempiés; y, en términos más generales, el coro que pide salarios más altos se parece a una danza tribal cuyos rituales se supone que hacen llover.
La crisis de las relaciones laborales y el problema de los contratos
En Italia hemos llegado al punto (ver demandas de la huelga general del 29 de noviembre) que la cuestión del aumento de salarios es un asunto que incumbe al gobierno y no sólo a los sectores en los que es empleador. No se puede decir que el actual Gobierno -siguiendo la senda trazada por el ejecutivo presidido por Mario Draghi- no haya hecho uso de la espacio fiscal disponible para contrarrestar la débil demanda interna. La descontribución se ha vuelto estructural y, por primera vez en años, en el presupuesto de 2024 los recortes de revalorización de las pensiones sirvieron para financiar -a través de la descontribución- el aumento de los salarios. Mario Draghi lo había informado en el Prefacio del PNRR brecha histórica de productividad: “Detrás de las dificultades de la economía italiana para seguir el ritmo de otros países europeos avanzados y corregir sus desequilibrios sociales y medioambientales, está latendencia de productividad, mucho más lento en Italia que en el resto de Europa. De 1999 a 2019, el PIB por hora trabajada en Italia creció un 4,2 por ciento, mientras que en Francia y Alemania aumentó un 21,2 y un 21,3 por ciento respectivamente. La productividad total de los factores, indicador que mide el grado global de eficiencia de una economía - señaló el entonces Primer Ministro - disminuyó un 6,2 por ciento entre 2001 y 2019, en comparación con un aumento general a nivel europeo".
Cuando aún era primer ministro, Draghi, hablando ante la Asamblea de Confindustria, había dado en el clavo. Recordando los años dorados de milagro económico “Debemos preguntarnos – dijo el presidente – por qué esas tasas de crecimiento se interrumpieron a partir de los años 70”. De aquí partía la descripción de los cambios en el marco internacional que habían "roto el juguete": el abandono del sistema de Bretton Woods, el precio del petróleo, el fin de la guerra de Vietnam, la gran inflación. Sin embargo, añadió Draghi, en este difícil contexto internacional, algunos países han afrontado con éxito una situación tan compleja. Nuestro país no ha tenido éxito en una operación de dimensiones similares. “Y una característica que separa a estos países de Italia – subrayó el primer ministro – es precisamente la sistema de relaciones laborales. En estos países, las relaciones laborales, aunque estimuladas y tensionadas por lo que sucedía a su alrededor, eran buenas relaciones laborales. Con nosotros, a finales de los años 60, sí. es testigo de la destrucción total de las relaciones laborales".
Estas consideraciones suscitaron en su momento una nido de avispas de controversia por los sindicatos. Quizás el primer ministro haya ido demasiado lejos, pero es inútil negar que hoy una de las principales razones de los bajos salarios reside precisamente en la crisis de las relaciones laborales y la insuficiencia de la estructura de negociación. Cuando el eje del modelo de negociación colectiva es el contrato sectorial nacional, el resultado sólo puede ser el de “tiros perdidos” especialmente en una fase histórica en la que los cambios se han vuelto mucho más rápidos y repentinos. Evidentemente la realidad es compleja: en un país donde la presencia de PYME es totalmente predominante, es difícil identificar una cobertura mejor garantizada que la negociación nacional. Pero el problema persiste. cuando el validez de un contrato nacional es de 3-4 años y para su renovación -si las cosas van bien- es necesario al menos otro año (pero a veces se requieren tiempos mucho más largos) está claro que en un período de tiempo tan largo pueden ocurrir eventos que desestabilicen el sistema macroeconómico marco que sirvió de referencia para la renovación. Pensemos, por ejemplo, en la inflación. Tras un período en el que se había perdido la huella, en los últimos años se han producido acontecimientos inesperados que han llevado a un pico, sobre todo porque el sistema de revalorización, el IPCA, fue diseñado específicamente para excluir el la llamada inflación importada (es decir, el costo de las materias primas).
Negociación colectiva: evolución y límites
El Protocolo de 1993 preveía un momento de verificación de la tendencia inflacionaria a mitad de vigencia del contrato nacional que tenía como misión defender el poder adquisitivo tras la abolición del la llamada escalera mecánica. Además, es natural que el contrato nacional esté condicionado por su sostenibilidad incluso para empresas marginales. La negociación descentralizada ha adquirido un papel cada vez mayor. El politicas fiscales, a favor de la negociación local y de formas de bienestar empresarial, han hecho una contribución decisiva a la innovación de las estructuras y contenidos de la negociación colectiva. Pero en décadas más recientes hemos pasado así de una fase histórica en la que fue el Estado quien delegó en los interlocutores sociales la definición de cuestiones cruciales de la relación laboral, a otra en la que ocurre lo contrario; en el que las grandes organizaciones de masas prefieren dirigir la política y el poder legislativo hacia decisiones que cada uno cultiva en casa sin estar en condiciones de compartirlo.
La “nacionalización” de los salarios
Pensar en historia de los cuatro referendos promovido por la CGIL a la que se le han confiado marcos regulatorios que en otros momentos históricos habrían sido negociados. En los últimos años hemos ido aún más lejos, iniciando una verdadera etapa “nacionalización de los salarios”, en el sentido de que la ley se ha convertido en el último refugio de las organizaciones sindicales incapaces en su conjunto de afrontar y resolver los graves problemas de la fase actual. ahora el estado: proporciona incentivos para que las empresas contraten; grava una proporción cada vez mayor de las contribuciones a la seguridad social para reducir la "cuña" a favor de los salarios de los trabajadores; proporciona el subsidio de inclusión. Por no hablar de las subvenciones, ayudas y avituallamientos. Si además añadimos el salario mínimo legal, las políticas públicas se harían cargo de la negociación e influirían en su dirección y cargas. No se trataría de como también propuso CNEL y como estaba previsto por la Ley 92/2012 y la Ley de Empleo para proteger los sectores no cubiertos por la negociación colectiva, pero en la práctica - este aspecto fue ignorado en el debate - para introducir una escalera mecánica espuria pero con efectos igualmente críticos, en tiempos en los que la inflación vuelve a estar viva y amenazante. Básicamente también renovaciones de contrato. se convertirían en materia de una operación externa condicionada por un hecho: con 9 euros la hora, 3/5 del salario estarían definidos por procedimientos y criterios ajenos a la lógica y a la mediación negociadora, que normalmente es el punto de equilibrio entre todas las variables relativas a la autonomía contractual de los sujetos colectivos representativos.
Il círculo de “nacionalización de salarios” No pudo evitar terminar en un tribunal de justicia. Allá Tribunal Supremo ha comenzado a dictar sentencias en virtud de las cuales el juez que conoce del asunto es el único que puede determinar, de manera definitiva, cuál es la retribución "proporcionada" y "suficiente" al artículo 36 de la Constitución. Según jurisprudencia consolidada desde hace décadas, el juez reconoció estos requisitos en las tarifas establecidas por los contratos estipulados por las organizaciones más representativas. Según la nueva orientación del Tribunal Supremo (después de la sentencia "histórica" n. 27711, aparece una cada semana) no sólo el contrato, sino incluso la ley, pueden impedir que el juez se pronuncie sobre la adecuación constitucional del importe de la remuneración conforme al artículo citado. Un poco como la historia de los "países seguros" cuando se trata de repatriación. El autor considera "subversiva" esta orientación jurisprudencial en materia laboral. Precisamente porque lleva al juez a evaluar de manera abstracta, a partir de su convicción, una tarifa que no es una variable independiente del proceso productivo, cuestionando el resultado de ese conflicto de intereses que es la base de la actividad de representación y negociación.
Si hemos llegado al punto de intrusión y cuestionamiento de una sociedad que asume las libertades económicas como un componente integrado de las libertades políticas, antes de que sea demasiado tarde sería bueno darse cuenta de la efectos producidos por una ley sobre representación que permitiría a un poder judicial generalmente "totalitario" entrar en la vida asociativa de las organizaciones sindicales, desafiando los principios de una sociedad pluralista y violando el párrafo 1 del artículo 39 de la Constitución ("la organización sindical es libre" ) que - tomen nota - es la única ley actual en la que se basa el sistema sindical.