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Napolitano, la larga marcha del PCI a la democracia europea

Una vida intensa y fascinante la de Giorgio Napolitano en la que se refleja todo lo bueno y lo malo de la política italiana - El reformismo y Europa fueron sus estrellas guía

Napolitano, la larga marcha del PCI a la democracia europea

Una vida intensa, llena de experiencias, fascinante la de Giorgio Napolitano que refleja todo lo bueno y todo lo malo de la política italiana, y en parte europea, desde la Segunda Guerra Mundial hasta nuestros días. Lo conocí en Nápoles a principios de los años 80, pero luego tuve muchas oportunidades de comparación cuando él era Presidente de la República y finalmente, en privado, durante las vacaciones en Capalbio. Tenía un profundo conocimiento de las personas y las cosas. Un diálogo tranquilo pero siempre puntual, rico en referencias históricas y acontecimientos políticos actuales o del pasado reciente.

Giorgio Napolitano del PCI al Quirinal

Había librado muchas batallas tanto dentro del PCI, y en los años noventa, cuando el nuevo partido nacido en Bolonia se encontró con responsabilidades directas de gobierno. En 2005 cumplió ochenta años y fue nominado senador a vita, pensado en dar un paso al margen del corazón de la política activa, publicó una autobiografía (Del PCI al socialismo europeo - Laterza Editore) de gran interés para todos, pero particularmente para los jóvenes que quieran dedicarse a comprender algo sobre hechos que afectó a nuestra república desde la posguerra hasta después del año 2000.

Pero el destino le deparaba otro compromiso: fue llamado a ocupar el cargo de Presidente de la República y en ese cargo tuvo que afrontar numerosas crisis, hasta la casi quiebra del país en 2011, cuando impuso primer ministro Mario Monti apoyado por una amplia gama de fuerzas parlamentarias. No sólo eso, en 2013, a punto de cumplir noventa años, fue nuevamente llamado al Quirinal para un segundo mandato que aceptó, en contra del consejo de sus médicos, por sentido de responsabilidad hacia las instituciones. El Parlamento surgido de las elecciones de febrero de 2013 vio una gran afirmación de Grillini y no pudo expresar ninguna mayoría ni para la elección de su sucesor ni para la formación de un gobierno entre fuerzas homogéneas. Era necesario poner en marcha un gobierno de unidad nacional, presidido por Enrico Letta.

En aquella ocasión, Giorgio Napolitano pronunció un fuerte discurso ante las Cámaras reunidas, acusando de retrasos a los partidos, que fueron incapaces, por mezquinos cálculos electorales, de llegar a un acuerdo para poner en marcha las reformas que las instituciones necesitaban con urgencia (y hoy seguimos más o menos en el mismo punto). Todos los partidos fueron acusados, pero en particular los grillini (los únicos que no aplaudieron las mordaces palabras de Napolitano) recibieron un par de lecciones que lamentablemente no aprovecharon.

Ese sueño reformista

El Presidente de la República afirmó que simplemente pedir cambios no tiene sentido si no se abordan problemas concretos. Y también que el contraste entre la plaza y el Parlamento la pone en riesgo democracia. Finalmente, Napolitano recordó a todos que la política no es sólo el testimonio de grandes ideas sino también la capacidad de hacer compromisos concretos para abordar los problemas.

Son conceptos que Giorgio Napolitano había desarrollado durante su largo recorrido dentro del PCI, comprendiendo rápidamente que los comunistas, si querían contribuir a la consolidación de la democracia italiana, tendrían que separarse de Moscú, abandonar el sueño revolucionario y abrazar una reformismo concreto como lo habían hecho Partidos socialdemócratas europeos. El libro recuerda el error de no haber escuchado a Bobbio, que ya en los años cincuenta había cuestionado el contraste togliattiano entre libertades burguesas y libertades socialistas, el silencio sobre la necesidad de que cualquier partido que hubiera llegado al poder no hubiera gobernado despóticamente y, finalmente, el fracaso. reconocer las instituciones liberales para garantizar los derechos de la libertad.

Fue fuerte por parte de la patrulla de los llamados reformistas. controversia hacia Berlinguer cuando colocó la "cuestión moral" en el centro de la política del PCI, lo que significó interrumpir cualquier diálogo político con los demás partidos y encerrarse en la contemplación de la propia pureza. De ahí los golpes al grillini. El extremismo no paga. Los insultos al Parlamento, cuyos defectos hay que corregir, pero no derribar ni "abrir como una lata de atún", porque el extremismo de las calles tiene consecuencias trágicas para todos los ciudadanos.

La "lección" de Napolitano.

Giorgio Napolitano, incluso ahora que ya no está aquí, sigue impartiendo valiosas lecciones a la clase política y a todos los ciudadanos. Seguimos siendo víctimas del extremismo. La confianza en las instituciones está en su punto más bajo, como lo demuestra baja participación electoral de los ciudadanos. Las decepciones se suceden continuamente. Esperamos milagros del líder elevado repentinamente a los altares, y cuando estos no llegan rápidamente, lo derribamos y recurrimos a otra persona. Puede ser útil estos días releer aquel discurso de 2013 y comprender por qué no se han dado pasos decisivos hacia adelante en los últimos años.

Para el ex PCI, anclarse en Europa fue un logro que costó muchas batallas. Ahora debe convertirse en patrimonio común de toda la nación. La pasividad que practican muchos partidos gubernamentales no es tolerable, ya que cuando las cosas van mal, no encuentran nada mejor que echarle la culpa a Bruselas, que ciertamente no es perfecto, pero que debe abordarse con espíritu constructivo y no con el intento de hacerlo solo, desempolvando viejos nacionalismos superados por la historia.

Napolitano nos enseñó que la democracia es un logro que debe renovarse todos los días. No es para siempre. No es perfecto, pero, como dijo Churchill, es mejor que todas las otras formas de gobierno probadas y bajo las cuales muchos pueblos del mundo todavía gimen hoy. Por esta razón también debe defenderse contra la agresión externa de regímenes iliberales.

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